Restaurantes

Manzoni y su propuesta de picoteo

Una recóndita trattoría que guarda el secreto de la masa de la mejor pizza de Madrid y se apunta al picoteo con una carta de medias raciones

Parece que todos se han puesto de acuerdo en decidir que la mejor pizza de la capital de España es la que se come en esta pequeña Trattoría situada en el barrio de Chamberí. Sin rendirse a las modas estéticas que sus vecinos y allegados hacen gala en su puesta en escena, Trattoría Manzoni, extensión del mítico Don Lisander, presume en silencio de tener una materia prima de primera y una pizza única cuyo secreto sí que está en la masa.

Manzoni es templo de culto para los amantes de la pizza y ahora se suma a la cultura del tapeo con una propuesta que reúne en pequeños bocados la esencia más pura del país de la bota. Así, la nueva carta en formato ración mantiene la misma calidad que esta trattoría acostumbra a ofrecer e incorpora, para empezar, tostas italianas como la clásica bruschetta de bresaola y rúcula, la de vitelo tonnato o una tosta de huevo escalfado y trufa negra.

En este formato también comparten protagonismo las pastas y las pizzas con posibilidad de pedir medias raciones aunque una vez probadas, seguro se querrá la ración entera. Las pizzas, con una presentación única, de forma ovalada y servidas sobre un tablón de madera, son de masa crujiente y fina y están elaboradas en el gran horno de leña que da la bienvenida al restaurante. Las hay clásicas, como la margherita, la 4 formaggi blancaneve o la 4 stagioni, y otras más novedosas como la de huevos de codorniz con patatas, crema de camembert y aceite de trufa blanca, o la frangola, de bacon, champiñón y cebolla confitada.

Las pastas rellenas, frescas y artesanas se presentan en recetas tradicionales omo la de espinacas, triangoli de pera, gorgonzola y nueces, ravioli de trufa y salsa de foie, cuadretti relleno de solomillo y de parmesano de 18 meses de curación y ravioli de langostino y almejas a la marinera. Como en toda buena trattoría que se precie la trufa se trae ex profeso de Italia, se ralla generosamente en mesa y a la vista del comensal demostrando que la filosofía de Manzoni sigue siendo “apostar por productos de calidad y preparaciones sencillas de perfecto acabado”.

Para tener un final redondo en esta experiencia gastronómica recomendamos cualquiera de sus postres, pero en especial la panacota de chocolate blanco, suave, cremosa y dulce. Y por supuesto, un chupito, cortesía de la casa, de limoncello.

El mando de los fogones lo lleva Nacho Gil, Nachete para los amigos, jefe de cocina y uno de los propietarios que aprendió la técnica de la cucina italiana que trabajó en las Paninotecas de Sergi Arola, en las Trattorias D’G con Andrea Tumbarello y César Martín y en el propio Don Lisander. Pero su éxito también se debe al importante grupo de profesionales que trabajan con él tanto en sala como en cocina y de pizzaiolo.

Trattoria Manzoni engancha y crea adicción. Avisados quedan.