Aunque una burbuja de jabón define un interior y un exterior, su forma depende exclusivamente del equilibrio entre esos dos espacios separados por una delicada membrana jabonosa. Del mismo modo la arquitectura trata de acomodar el espacio interior y las condiciones adyacentes, estableciendo un equilibrio imprescindible para el que la habita.
En ocasiones la flexibilidad del espacio interior de la vivienda prevalece por encima de su propio diseño. Es entonces cuando la arquitectura se desprende de su estrecha relación con el diseño de interiores, y se independiza.
En el edificio de viviendas Ftown building, el arquitecto Atelier Hitoshi Abe decidió diseñar el espacio de cada una de las viviendas tan sólo indicando las instalaciones para las zonas húmedas (baños y cocina). La disposición de tabiques y el diseño interior de cada vivienda correría a cargo del futuro propietario. De este modo se ahorraban costes, se agilizaba la construcción y se daba al propietario cierta libertad para personalizar su vivienda.
La medida que se tomó para potenciar la diversidad de cada vivienda, partió del análisis de las relaciones entre las distintas plantas. A diferencia del resto de edificios de vivienda en los que las conexiones entre plantas se producen exclusivamente gracias al ascensor y el núcleo de escaleras, en esta ocasión se proyectó además una circulación alternativa formada por patios exteriores dispuestos en espiral. De esta forma se podía recorrer el edificio por el exterior, y los volúmenes de cada planta se irían apilando en torno a esa circulación externa.
Acostumbrados a los edificios donde vivimos, esta construcción supone un soplo de aire fresco y una vuelta de tuerca en el diseño y el proceso constructivo. Una opción que demuestra una vez más que, cuando la idea parte de un concepto y no se da por sentado lo que ya conocemos, la arquitectura fluye desde el interior hacia el exterior con una fuerza imparable.
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