La entrada a Villa Radii nos recuerda a las casas de película, esas en las que el coche tras pasa el gran portal de hierro forjado, recorre un camino más o menos largo y para frente a la puerta principal para que la protagonista baje del vehículo y protagonice una entrada espectacular luciendo un vestido de alta costura. Para, hasta ahí... y ni hasta ahí porque cuando entras en Villa Radii no llegas a la puerta, rodeas la casa como si de una rotonda se tratara y te enamoras d ela vanguardia arquitectónica y creativa que virma Lars Büro.
La planta baja de esta magnífica casa es redonda y sus paredes son de cristal de modo que el interio y el exterior de la casa llegan a parecer la misma cosa; sobre esta estructura transparente descubrirás otra que contrasta brutalmente con ella porque es de hormigón, es ahí donde están situados los espacios más privados de la vivienda, salvo el dormitorio principal, iluminados de forma indirecta por tragaluces en el techo en lugar de grandes ventanales.
Salvo el dormitorio principal, decíamos, este espacio se abre al mar gracias a sus ventanales de suelo a techo con vistas de escándalo. ¿Por qué no ventanales así en el resto del piso? la razón es de lo más pragmático: el propietario de esta villa guarda en ella obras de arte para las que la luz natural directa sería fatal.
Villa Radii, con su diseño radial, sus vistas al mar, su piscina y la amplitud de todos sus espacios, es un casa de verano de día y de fiesta de noche, una mansión con mucho arte y con mucho diseño por dentro y por fuera. Descúbrela en todos sus detalles en la amplia galería de imágenes que ilustra esta noticia.
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