El diseño de una vivienda depende de muchos factores como son la orientación, el paisaje, las necesidades del cliente, el tipo de construcción, etc. Pero siempre hay un ingrediente extra que añadir al tablero de juego. Ese último ingrediente es el que combina todo lo anterior en las justas proporciones, cierra el círculo y forma la unidad arquitectónica que tanto deseamos habitar.
Situada sobre una ladera próxima al mar en Haugesund, Noruega, el estudio de Estocolmo WRB desarrolló la House Gundersen. Una de las primeras decisiones fue situar la vivienda lo más abierta al sur, de manera que se aumentaran las horas de sol en el interior, algo fundamental en los países nórdicos.
De este modo la geometría en planta se compone de dos cuerpos formando una L: el principal destinado a los espacios más lúdicos y habitables, es diáfano y está construido con vidrio y acero sobre un basamento de mampostería; en cambio el cuerpo más hermético y funcional, se encuentra compartimentado y se cierra con muros de hormigón. Al dividir la vivienda en dos volúmenes y no en uno único, se generan recorridos más cortos e inmediatos, a la vez que se minimizan los “espacios pasillo”, una de las condiciones impuestas por la propiedad.
Todo el conjunto se asienta sobre una gran plataforma que a veces se cubre para conformar unas estupendas terrazas en prolongación visual con el interior acristalado, efecto que se potencia con el hecho de disponer otra chimenea en el exterior. Una vivienda para contemplar el paisaje, que juega con los elementos propios del lugar, y de la que se desprende una atmósfera especial que nos atrae irremediablemente.
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