Hay proyectos ante cuya belleza no puede uno más que rendirse como se rindió Stendalh a la intensa impresión que le causó la Basílica de la Santa Cruz de Florencia; impresión que además contó, razón por la que, desde entonces y no antes, al shock que puede provocar verse expuesto a la belleza superlativa, se le denomina síndrome de Stendalh o síndrome de Florencia.
Hoy no viajamos a Florencia, ni lo hacemos en tiempo a la época de Stendalh, tampoco a un museo u obra de arte alguna... lo hacemos a Manhattan, al corazón de Nueva York y por una única razón: unos apartamentos sin par.
No son una obra de arte pero cabe que lo acaben siendo y lo que son, sin duda, es el summun de los que somos animales urbanos de corazón, no porque reneguemos de la naturaleza sino porque nuestro hábitat está en el asfalto al margen de que nos enamoremos del mar o la montaña de cuando en cuando.
Si eres un amante de la vida contemporánea y de los que busca en la ciudad su rincón en el mundo, prepárate a disfrutar sobremanera viendo cómo un estudio de arquitectos y un diseñador de interiores, admirados y galardonados ambos, han soñado un apartamento para ti; ¿dónde? en el corazón urbanita del mundo: Nueva York.
Los arquitectos son Herzog & de Meuron, que no sólo atesoran el Nobel de la arquitectura -Premio Pritzker- sino que han sido aplaudidos por el mundo por obras como The Tate Museum de Londres o el Estadio Olímpico de Beijing -The Birdsnest-; en cuanto al interiorista, se trata del británico John Pawson; juntos han creado 11 apartamentos abiertos a la ciudad, sus paredes son, en la medida de lo arquitectónicamente posible, de cristal, de modo que la vida y la luz de la ciudad penetran hasta el último rincón de la casa y las vistas son, sencillamente, espectaculares; vistas que podrán además ser disfrutadas también por los huéspedes del hotel de 370 habitaciones con el que estos lujosos apartamentos, once en total, compartirán edificio.
El edificio 215 Chrystie, ubicado en el barrio de Bowery, es de hormigón visto y ventanas de suelo a techo, se trata de una construcción de pura vanguardia tanto en el resultado final como en los materiales y métodos utilizados en su desarrollo; ¿es una obra de arte? quizá... de lo que no cabe duda es de que es una oda a la vida urbana y contemporánea.
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