Arquitectura

La escultura familiar

Una vivienda pensada para profundizar en la relación entre padres e hijos.

¿Cómo organizar una familia? ¿Qué tipo de relación se debe establecer con el entorno? Estas dos preguntas podrían determinar la distribución de estancias en una vivienda, pero el diseño no sólo se sustenta con la función. Hay algo más allá de estas preguntas pragmáticas, quizá otras de tipo emocional como por ejemplo ¿cómo se deberá recordar esta casa?  Todos nos acordamos de la casa donde aprendimos a ser padres, del mismo modo que recordamos la casa de nuestra niñez y es que, la casa sostiene a la infancia inmóvil, en sus brazos.

Situada en Zúrich, la vivienda Feldbalz de los arquitectos Gus Wüstemann, propone profundizar en esta importante relación entre padres e hijos. De este modo la organización familiar se resuelve en distintos niveles con diferentes intencionalidades.

La parte inferior destinada a los hijos, se abre al jardín gracias al uso de unos amplios ventanales capaces de quedar ocultos detrás de la chimenea. Se trata pues de un espacio lúdico, flexible y abierto al paisaje, donde se recurre al uso de paneles correderos que abren u ocultan estancias. Por encima de este nivel se encuentra la planta “escultura”, es decir la planta de interrelación entre padres e hijos donde se realizan las labores más cotidianas. Sobre ésta última se encuentra la planta “protectora” de los padres que queda conectada al jardín inferior mediante una amplia escalera de hormigón. Esta escalera se prolonga en el jardín hasta transformarse en una piscina. Más que una escalera es un “espacio tribuna” donde padres e hijos pueden disfrutar de la piscina y de unas increíbles vistas hacia el lago de Zurich, un espacio al fin y al cabo de interrelación que mantiene el carácter de la planta intermedia.

Finalmente la relación con las viviendas colindantes se resuelve mediante el uso de grandes ventanales traslúcidos capaces de aportar la luz y la intimidad que la vida familiar necesita.

Y es que la casa es también la familia, y tal como decía Gastón Bachelard (Bar-sur-Aube 1884):”… La casa es uno de los mayores poderes de integración para los pensamientos, los recuerdos y los sueños del hombre (…) sin ella el hombre sería un ser disperso. Lo sostiene a través de las tormentas del cielo y de las tormentas de la vida. Es cuerpo y alma. Es el primer mundo del ser humano.”

guswustemann.com

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