Hormigón, acero y sobre todo mucho cristal son los materiales fundamentales sobre los que se desarrolla esta magnífica casa abierta al paisaje, de una sola planta, sencilla e innovadora, que integra la vida interior y la exterior, la necesidad constructiva con un serio respeto al paisaje, la sostenibilidad con la habitabilidad.
Situada en la ladera de una colina en Thüringen, en pleno centro geográfico de Alemania y entre frondosos bosques de hayas rojas y verdes praderas, en un paisaje idílico. Y en tal lugar parece lógico que la casa entera, de una sola planta, disfrute de grandes ventanales abiertos de lado a lado.
Si bien es cierto que se nos antoja poco íntima la vida tras un gran escaparate de una casa abierta como esta, su ubicación en una colina, lejos de zonas urbanizadas, permite a esta vivienda disfrutar de las grandes vistas desde las estancias en las que se hace más vida: el salón, la cocina, las habitaciones, todas en la parte delantera.
La orientación sur de Villa K permite que se aproveche la luz solar para calentarlas y llenarlas de luz reduciendo el consumo energético, que se regula también con un sistema computerizado centralizado encargado de distribuir frío o calor con una bomba en las partes de la casa que sea necesario y sólo cuando sea necesario.
Para más, la casa dispone de paneles solares que la dotan de autonomía, sobre las zonas traseras, donde se encuentran los espacios de servicio, el garage para seis coches, el office, una despensa y hasta una sala de caza, muy alemán y muy de la zona donde además de la flora (sólo en el bosque de Thüringen hay 30 tipos de orquídeas diferentes) hay una rica fauna.
El resto de la cubierta de la vivienda es vegetal, lo que ayuda a conservar la temperatura interior más fresca en verano y más cálida en invierno, al tiempo que integra la vivienda en el paisaje vista desde lo alto de la colina. En su interior suelo radiante garantiza el comfort de una vida abierta también al clima de la región. Una tranquilidad.
Pero quizás lo más significativo de esta vivienda es su piscina que se desarrolla desde el interior de la vivienda hasta el exterior, justo en el centro de la vivienda, pasando por debajo de la terraza que recorre toda la parte central y creando un balcón en el paisaje en el que nadar, contemplar y disfrutar de una experiencia privada y única.
Esta casa abierta, Villa K, es el primer proyecto en Alemania del estudio de arquitectura holandés Paul de Ruiter por encargo de sus propietarios que buscaban crear una vivienda “sostenible, discreta e integrada en el entorno natural”. Objetivo conseguido. Lo que igual no se planteaban era que al resto de nosotros nos haya inspirado tanto que deseamos una igual. Con la piscina quizás orientada al Atlántico, pero más o menos así. ¿Verdad?
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