Un reciente cambio de la ley en Ecuador, autoriza la inversión extranjera en las Islas Galápagos que inspiraron la teoría de la evolución a Charles Darwin, y permitirá la construcción de campos de golf de nueve hectáreas, hoteles de lujo y la construcción en espacios que hasta la fecha habían estado protegidos.
Los residentes de las Islas Galápagos, un archipiélago de 25.000 habitantes situado a unos 1000 km de la costas en el océano Pacífico y pertenecientes a Ecuador, tienen miedo de perder su medio de vida dependiente del turismo "de baja intensidad".
Asimismo los lugareños temen por la frágilidad ecológica de las islas, la enorme escasez de agua y protestan contra los planes del gobierno de abrir Las Galápagos, declaradas Patrimonio de la Humanidad en 1978 por la Unesco, a la inversión extranjera de manera indiscriminada.
Estas islas protegidas y hogar de iguanas, leones marinos, piqueros de patas azules, pelícanos, tortugas verdes y los famosos pinzones de Darwin entre otros, son un refugio para la vida salvaje; ya que los seres humanos rara vez han representado una amenaza para los animales, estos prácticamente no tienen miedo y son absolutamente indiferentes a la presencia humana.
El gobierno ecuatoriano se encuentra desesperado por recaudar dinero para reemplazar los ingresos del petróleo y es acusado por los habitantes de las Galápagos de estar más interesado en la explotación de la riqueza de las islas que en su preservación.
Los habitantes le han pedido a grupos ecologistas internacionales como Greenpeace o WWF ayuda para convencer a la UNESCO de que incluya a las Islas Galápagos en la lista de lugares de Patrimonio Mundial en peligro. Los derrames de petróleo de los buques de carga y barcos turísticos son cada vez más frecuentes en las costas de estas irremplazables islas. Se estima que 18.000 aves mueren cada año por el impacto de los vehículos y que únicamente quedan 80 pinzones de manglar (Camarynchus heliobates) con menos de 20 parejas reproductoras.
Desde hace tiempo se conoce el impacto medioambiental de excesivos turistas en las islas. A los conservacionistas ya en 1990 les preocupaban los 40.000 visitantes anuales, en 2006 la cifra ascendía a 145.000 y en 2014 fueron 215.000 los turistas que las visitaron.