El Teatro tiene algo mágico. Está claro que todas las artes lo tienen, dependiendo sobre todo de la situación -temporal y espacial- del espectador. En ese sentido, la magia del teatro viene dada por que cada función es distinta, aunque sea la misma obra y las diferencias inapreciables, y por la cercanía a los actores y sus acciones y palabras.
En ese sentido, acudir a una obra cuyos protagonistas son José María Pou y Lluis Homar, y encima escrita por Harold Pinter, premio Nobel de literatura y uno de los más importantes dramaturgos del siglo XX, es algo así como una clase magistral de Gandalf y Merlín juntos. Eso es Tierra de Nadie, un montaje teatral a partir de un duelo interpretativo entre colosos como Pou y Homar, cuyos personajes se enfrentan a la distancia y al tiempo que les han unido y separado, y que se irán revelando al público en toda su grandeza y miseria, que de todo están -estamos- hechos.
Desde el 14 de enero al 8 de febrero, en las Naves del Español de Matadero Madrid. Dos maestros y una obra maestra.
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