Escena

The Funamviolistas: el regreso

Tres mujeres, despedidas de sus orquestas, acaban en un banco de la calle de cualquier ciudad. Ellas son The Funamviolistas y tienen un plan.

Hace mucho tiempo leí una de esas frases que se graban a fuego en la memoria. No recuerdo dónde. Tampoco recuerdo al autor. "Los perdedores siempre tienen excusas, los ganadores un plan", rezaba el verso. Hace poco leí otra que también llevo impresa en el cerebro. En realidad no es una frase. Es una idea que tiene mucho que ver (todo que ver) con la música de fondo que suena en cada historia. Historias que gimen como el viento en un paraje desolado; o que retumban en un lamento interminable. Existen también las que brincan al ritmo de una polca, las que zumban endiabladas como el violín de Korsakov, las que silban, las que susurran… Y las que lo hacen todo a la vez.

Que por qué cuento todo esto. Porque cuando Ana Hernández, Mayte Olmedilla y Lila Horovitz se cruzaron en 2013 —ellas aún no lo sabían— tenían un plan. También un violín, una viola, un contrabajo y un montón de papeletas para hacer fila en cualquier oficina de empleo. Podían haberse hecho girones de desesperación, podían haber buscado un camino menos largo y mucho más conformista. Entre toda la hilera de excusas para tirar la toalla, eligieron convertirse en The Funamviolistas y escribir su propia historia con lo único que querían hacer: música. Prefirieron confabularse con Vivaldi y Edvard Grieg, Jules Massenet y Bizet, con Rita Pavone y Astor Piazzolla y recuperar la tradición del Théâtre des Funambules de París. Porque toda una vida dedicada a la música no se trunca por una miserable carta de despido.

Podían no haber acertado. Pero lo hicieron. Tras la primera representación íntegra de su espectáculo musical llegaron los aplausos, los contratos, las giras. Por supuesto, el estruendo de los premios, entre los que aún retumba el más reciente —Premio Espectáculo Revelación de la Asociación de las Artes Escénicas de Andalucía 2015— y el Max del 2014. Dirigidas por Rafael Ruíz y un miembro más en el equipo, Sarai Pintado, continúan narrando su historia como una sinfonía. Porque ellas no hablan, pulsan. Las cuerdas de sus instrumentos y las de la emoción del público.

The Funamviolistas regresan a Madrid, a los Teatros Luchana, a partir del 18 de noviembre. Todos los viernes, sábados y domingos hasta el 8 de enero Ana o Sarai al violín, Mayte a la viola y Lila al contrabajo fusionan música, danza, canto, humor y teatro gestual para contar una historia, la suya. Un relato de amistad y superación, tan actual como universal.