La pasada temporada el Teatro de la Ciudad estrenaba en La Abadía su ciclo sobre comedia, haciendo una reflexión sobre el humor y sus mecanismos. Alfredo Sanzol escribía y dirigía La Ternura, una ingeniosa comedia romántica llena de referencias shakesperianas. El éxito fue apabullante. Tanto público como crítica se volcaron ante el texto y el concepto que el reciente Premio Valle-Inclán de Teatro trasmite: si queremos amar hay que arriesgarse a sufrir y es la ternura la expresión más sublime del amor. Tras una gira triunfante, la obra regresa al espacio que la vio nacer.
Tras varias obras explorando el mundo de la tragedia junto a Andrés Lima, Sanzol retomó la pasada temporada el género del humor con este enredo de corte clásico que viaja hasta siglo de oro. Para el director madrileño el arte de hacer reír es mucho más complejo que el de hacer llorar. Por ello, La ternura indaga en las artimañas shakespearianas. Naufragios, princesas travestidas, leñadores misóginos, reyes fágiles y equívocos memorables… En el texto encontramos claras alusiones a La tempestad, a Trabajos de amor perdidos, incluso a Noche de reyes.
La ternura es una comedia romántica de aventuras, explica el autor y director, que habla de la fuerza y la valentía. Dos emociones intrínsecamente vinculadas al amor, a la delicadeza, al acto mismo de demostrarlo, porque sin ternura el amor no se ve. Con este concepto como base, Sanzol se impregnó del bardo británico para armar una trama isabelina repleta de trucos, juegos y humor. En ella cuenta la historia de una reina (Elena González) algo maga que viaja con sus dos princesas (Natalia Hernández y Eva Trancón) para eludir sus matrimonios de conveniencia con ciertos nobles ingleses, algo que horroriza a las tres protagonistas. Especialmente a la reina Esmeralda que no soporta la actitud dominante masculina: a ella los hombres le han robado la libertad y no está dispuesta a condenar a sus hijas al mismo destino.
Cuando el barco en el que viajan pasa cerca de una isla —que La Reina considera desierta— provoca una tempestad que acaba por hundirlo. Su plan es quedarse a vivir en la isla para no volver a ver un hombre en su vida. El problema es que la elección no es del todo correcta: allí vive desde hace veinte años un leñador con sus dos hijos que huyeron para no volver a ver una mujer en su vida. El enredo está servido, el humor más aún. La maestría de Sanzol para combinar ambos ingredientes con grandes dosis de ingenio y, obviamente, ternura arroja un resultado sublime, una delicia.
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La Ternura. Dirección: Alfredo Sanzol. Producción: Una producción de Teatro de la Ciudad y Teatro de La Abadía. Hasta el 15 de julio, 2018.
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