Un libreto ingenuo escrito por Schikaneder, casi como un cuento infantil, es la base de la que se ha considerado la ópera más misteriosa y ambigua de Mozart, La flauta mágica. Estrenada en Viena pocos meses antes de la muerte del compositor, se trata de una obra dual en la que se conjuga el teatro y la palabra, la comedia y el drama con la música y el canto de una forma magistral. Tanto que Beethoven vio en ella la cima de todos los cantos.
Una obra fascinante que lleva hechizando al mundo desde 1791. Sin embargo, no es exacto afirmar que La flauta mágica sea una ópera. Es un singspiel, una opereta, el primer musical de la historia, una alegoría moral, una ópera para niños… En realidad, todo a la vez, pues abarca desde la música popular a la sacra, desde el embrujo de un cuento de hadas a la simbología más complicada. Y es que cuando el músico de Salzburgo concibió la última de sus óperas, su situación personal rozaba el abismo. Arruinado, prácticamente expulsado del panorama musical vienés, Mozart compone la pieza por encargo del propio libretista Emanuel Schikaneder y refleja en ella todo la complejidad de su carácter, su inquietud extrema y esa parte de niño que siempre le acompañó.
Elementos como la búsqueda del conocimiento oculto, las alusiones al silencio o la tentación, el secretismo de las pruebas, el desarrollo del número tres y el cinco o los símbolos del antiguo Egipto son los que llevan a los expertos a intuir infinidad de alegorías y significados esotéricos ligados a la masonería. Pero hay también tres grandes pilares humanos en La flauta mágica: la fraternidad, el amor y la música como lenguaje universal. Y nada es casual en la música de Mozart, tampoco en La flauta mágica. De ahí su misterio, su exquisitez, su magia, su dulzura.
El Teatro Real de Madrid pone en escena una original producción de la Komische Oper de Berlín que bajo la dirección de Barrie Kosky recrea el fantástico bosque animado de Mozart bajo el prisma de los años del cine mudo donde los intérpretes interactúan con la gran pantalla. Inspirada en el imaginario de Buster Keaton, la escenografía carece de decorados, los cantantes interactúan con las proyecciones de una ingeniosa película de animación y las partes habladas se proyectan en cartelas que evocan el cine de los años 20.
Ivor Bolton, Director musical del Teatro Real y experto en el repertorio mozartiano, estará al frente del doble reparto —con Joel Prieto y Norman Reinhardt (Tamino), Sophie Bevan y Sylvia Schwartz (Pamina), Joan Martín-Royo y Gabriel Bermúdez (Papageno), Ana Durlovski y Kathryn Lewek (la Reina de la Noche), Christof Fischesser y RafalSiwek (Sarastro) y Ruth Rosique (Papagena)— y del Coro y la Orquesta Titulares del Teatro Real.
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Sala principal del Teatro Real
Funciones: del 16 al 30 de enero
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