Días de vino y rosas. Teatros Luchana. Fotografía: Encarna Martínez
Escena

Días de vino y rosas: cuando el amor no es suficiente

José Luis Sáiz dirige la versión teatral de Días de vino y rosas a partir del guion original de JP Miller. Una historia de amor marcada por los problemas con el alcohol.

En 1962, JP Miller ya había escrito el guion de la película que iba a convertirse en un clásico cinematográfico. Sin embargo el éxito de Días de vino y rosas se gestó en la pequeña pantalla. Aquello fue cuatro años antes de que Jack Lemon y Lee Remick, bajo la dirección de Blake Edwards, interpretaran como protagonistas la alcohólica historia de Joe Clay y Kirsten Arnesen. Tiempo después, la trama se llevó al teatro. Fue el dramaturgo irlandés Owen McCafferty quien adaptó el guion con gran acierto escénico. Se estrenó en el teatro Domar Warehouse de Londres, en 2005.

McCafferty mantiene la tensión del drama original, con algunos cambios sustanciales en la escena. La joven pareja protagonista —Mona y Donal— viven en Londres de los 60. Acaban de llegar desde Belfast con la intención de comenzar una nueva vida. Igual que en el texto primigenio, los héroes del norirlandés destruyen su amor y su vida. Y es que “no duran mucho tiempo los días de vino y rosas, como desde un vago sueño el camino surge un instante, luego se pierde en el interior del sueño”, decía el poema de Ernest C. Dowson, que inspiró a Miller.

Trabajar sobre el texto original de finales de los años cincuenta de J.P. Miller y la versión de McCafferty ha sido una de las experiencias profesionales más interesantes de mi vida”, explica David Serrano, autor de la versión española. En ella cambian de nuevo los nombres de los personajes y los escenarios donde se desenvuelve la trama. Esta vez son Sandra —Cristina Charro— y Luis —Marcial Álvarez— quienes protagonizan el drama. Ambos van camino de Nueva York. Se conocen en la terminal de cualquier aeropuerto español, horas antes de subir al avión.

La obra que dirige José Luis Sáiz se articula en cuadros muy breves, sobre un escenario escueto: dos sillas y una barra de bar. Lo suficiente para bajar en picado a un infierno personal de amor, adrenalina, alcohol y autodestrucción. Un infierno que comienza con un brindis premonitorio en el piso neoyorquino donde inician su nueva vida. Es precisamente la sobriedad del montaje el factor que resalta el desgarro progresivo de la pareja, la dureza, la violencia, la decepción, el descontrol final de sus vidas.

La producción de ADN Teatro, estará en los Teatros Luchana desde el 21 de febrero hasta el 28 de marzo. Los viernes de febrero a las 20:00 horas. Los sábados de marzo a las 20:15 horas.