Escena

Después del ensayo: Juan José Alfonso resucita al Bergman más autobiográfico

El teatro Infanta Isabel presenta en Madrid, 'Después del ensayo', la obra más autobiográfica de Bergman. Un homenaje al teatro, a sus actrices y actores y una reflexión sobre el paso del tiempo.

Nunca hasta ahora se había representado en español. Ha tenido que llegar Juan José Alfonso a resucitar a un centenario Ingmar Bergman —el próximo 14 de julio cumpliría un siglo—, profundamente tocado ya por el mundo metafísico que recorrió durante su carrera como dramaturgo y director. Claro que Después del ensayo a Alfonso tampoco le cayó de la nada. Llevaba casi una década acariciando el proyecto, paciente, al acecho del elenco ideal.

Hizo bien. Precipitarse le hubiera privado de una de las piezas más valiosas de la escena española, Emilio Gutiérrez Caba. Un grande indiscutible que a sus 74 años ha transitado por casi todos los territorios de la vida y la interpretación. Quizá no con el mismo desgarro vital que el dramaturgo de Upsala, nuestro actor también ha experimentado éxitos y errores; sabe de incertidumbres y placeres, de búsquedas hallazgos. Ha recibido premios y aplausos, cegado por el brillo de platós y escenarios, nunca por los destellos del triunfo. Gutiérrez Caba, como el sueco, conoce bien los entresijos del teatro. Nadie como él para asumir el papel del alter ego de Bergman, Henrik Vogler.

No se trata del clásico topicazo relativo a las relaciones entre personaje y autor. Después del ensayo es una confesión. La revisión de toda la existencia de un hombre al que sólo la madurez le otorga el privilegio de echar la vista atrás, de recordar y repasar emociones y dilemas; de volver a sentir la pulsión del deseo enfrentada a la inexorable decadencia fruto del paso del tiempo. La obra, escrita en la Isla de Farb en 1980 y con formato de guion cinematográfico, es en el fondo una explicación del autor. Tal vez, su testamento. Toda una vida de éxitos y fracasos, fantasmas y personajes condensada en el presente del protagonista.

El director Henrik Vogler, tras el ensayo de una obra de Strindberg (El sueño), reflexiona junto a las candilejas de un escenario con el telón medio subido. Piensa en el trabajo, en el montaje y en los actores en el crepúsculo del día y de la vida. De la suya. Es entonces cuando aparecen Anna (Rocío Pélaez) y Rakel (Chusa Barbero). Esta última muerta ya, la madre que fue amante de Volger. La hija, frágil y sensual, fuerte e inteligente, que creció entre bambalinas y lucha en las tablas del escenario, la contempla como si todavía existiese. Es entonces cuando aparece todo lo que amamos de Bergman. Los saltos temporales, los diálogos, el cinismo y la ironía. Y todo lo que odiamos de él. Para al fin, entenderlo. Porque de eso se trata, de volver al último Bergman y saborear junto a él sus enigmas, su crueldad, su ambición, su entusiasmo, su obra, su genialidad.

Tras su estreno absoluto en junio, en el teatro Palacio Valdés de Avilés, Después del ensayo llega a Madrid, al teatro Infanta Isabel donde permanecerá del 4 al 29 de octubre de 2017.