Al igual que muchas de las mujeres que lograron abrirse camino en el mundo (masculino) del arte, Virginia Woolf nació y creció rodeada de intelectuales. Al contrario que sus hermanos varones, no fue a la universidad pero nadie le impidió el acceso a la cultura, el aprendizaje particular y una exquisita educación. Tanto ella como su hermana Vanessa se movían con soltura en un círculo privilegiado de poetas, escritores, pintores, economistas, editores… que después se conoció como el Círculo de Bloomsbury.
Fascinada por la pintura, las formas y el color, sin embargo acabó escogiendo la literatura para plasmar sus cavilaciones e inquietudes personales que pasaban principalmente por el tamiz —el suyo, claro— de la independencia femenina, el reconocimiento de la igualdad, la lucha contra la censura y el desprecio y la resistencia. De manera especial, Una habitación propia refleja esas reflexiones, preguntas y opiniones acerca de la maltratada figura de la mujer en la historia del arte y la literatura. ¿Por qué los hombres beben vino y las mujeres agua? ¿Por qué un sexo es tan próspero y el otro tan pobre? ¿Cuál es el efecto de la pobreza en la literatura? ¿Qué condiciones requiere la creación de obras de arte?, se preguntaba entro otras cosas la escritora.
Era 1928 cuando la escritora británica inició una serie de charlas y conferencias en los colleges femeninos de Cambridge en torno a la figura de la mujer en el arte. Poco después se publican bajo el título Una habitación propia. A partir de este texto, María Ruiz adapta y dirige para la escena un afilado monólogo que da buena cuenta de los prejuicios a los que debe enfrentarse una mujer novelista. Sin embargo son ellos los "enfadados". Es extraño: la historia de la oposición masculina a la emancipación de las mujeres, escribía Woolf, quizás sea más reveladora que la propia historia de la emancipación.
La adaptación sigue fielmente el relato de Woolf. Exhibe la misma ironía, extravagancia y una gran verdad que, nueve décadas después, no ha perdido —por desgracia— vigencia alguna. Porque por muy poco sentimental que suene, sin independencia económica no hay libertad que valga. Y la de las mujeres está aún lejos de ser una realidad normalizada. Sobre el escenario una mesa, una silla, un piano, la actriz, Clara Sanchis, y un discurso extraordinario, mordaz, crítico.
Tras agotar localidades durante toda la primavera pasada, vuelve a la cartelera madrileña Una habitación propia, montaje que acogerá la Sala Margarita Xirgu del Teatro Español entre el 11 y el 29 de octubre de 2017.
A partir del 7 de diciembre de 2017 y hasta el 14 de enero de 2018, esta joya teatral estará en el Teatro Galileo de Madrid. De miércoles a sábado a las 20:00 h. Domingos a las 19:00 horas.
Galería de imágenes
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Una habitación propia. Virginia Woolf.
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Una habitación propia. Virginia Woolf.
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Una habitación propia. Virginia Woolf.
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