Escena

Bailar en la oscuridad se hace teatro en el Fernán Gómez

Fernando Soto dirige la versión teatral de Bailar en la oscuridad. Un estreno absoluto que permanecerá en cartel hasta el 31 de marzo.

La versión teatral de la película de Lars von Trier, Bailar en la oscuridad (Dancer in the dark), dirigida por Fernando Soto, es el último estreno del Teatro Fernán Gómez de Madrid. Del 5 al 31 de marzo se podrá ver un espectáculo tan bello como desgarrador, interpretado por Marta Aledo, José Luis Torrijo, Fran Calvo, Luz Valdenebro, Inma Nieto Hernández y Álvaro de Juana. El montaje es una coproducción de Seda y el teatro Fernán Gómez, CC de la Villa.

Cuenta Fernando Soto que no es fácil etiquetar una obra tan compleja. “Es posible, explica, que todos tengamos en la memoria la película de Lars Von Trier, tan bella y tan salvaje, considerada un referente de la cinematografía contemporánea”. Por ello, el director no ha pretendido en ningún momento cambiar, ni mucho menos, mejorar en el escenario la intensidad visceral de la cinta, sino poner en escena esos dos mundos paralelos en los que vive la protagonista: la realidad de una existencia dolorosa y cruda frente a sus fantasías hechas de los musicales de Hollywood.

La versión teatral de Soto no es fiel a la cinematográfica, que sazona con ciertos componentes dramáticos y algún toque de comedia, inspirados en el texto que Patrick Ellswroth creó para la escena. A todo esto, el director español, le añade sus propias inquietudes: “la fraternidad, el perdón, el amor y la bondad sin condiciones”. Es así como él mira a la protagonista de la historia, Selma. Esa inmigrante soltera que se desloma a trabajar en una fábrica para conseguir el dinero que necesita para operar de la vista a su hijo Gene. El niño sufre una enfermedad degenerativa y hereditaria, que ella también padece.

Si la trama es amarga, los personajes son una bomba de emociones, la música la cara “b” de la angustia, la que le pone la poesía a una vida trágica y un destino aún más incierto y oscuro. Es aquí donde se cuela la crítica a la pena de muerte, las desigualdades sociales, la obsesión por lo material, las fronteras, el drama de la inmigración…

La música original del film de Von Trier no se ha podido reproducir en su totalidad. Algunos temas de Björk han quedado reducidos a coreografías, pues la cantante islandesa retiró los derechos musicales. La banda sonora para esta obra la ha compuesto Tomás Virgós, inspirada en la llevada al cine.

En cualquier caso, como apunta Soto, “aunque sepamos que este mundo que está en marcha es difícil cambiarlo y que cuando despertemos del sueño es muy probable que todo siga su curso, tenemos la necesidad y me atrevo a decir la obligación como seres humanos de crear otros mundos en el escenario”. Y de ir al teatro a descubrirlos.