Alboroto, tumulto, pendencia, confusión, desorden, diversión bulliciosa... Así define la Real Academia Española de la Lengua el vocablo jaleo y así se denominan no uno sino dos restaurantes madrileños que aspiran a cumplir la última de las acepciones de la RAE para esta palabra e ir incluso un paso más allá, porque en Jaleo no sólo quieren regalarte un rato de diversión bulliciosa, que también, sino regarlo con las mejores viandas y los mejores vinos.
Jaleo es un restaurante coqueto, funcional y con un toque vintage que se adapta como pocos a tus gustos y a tu tiempo ¿vas con la hora pegada a tu próxima reunión? pues difruta entonces de un bocata o de alguno de sus deliciosos sandwiches ¿cuentas con tiempo para sentarte y degustar a placer? entonces no lo dudes, pide la carta...
En Jaleo puedes desayunar, comer, merendar e incluso cenar, puedes llevarte la comida a casa porque tienen servicio de takeaway y puedes incluso pedir un cátering porque también lo ofrecen; la estética del lugar es acogedora y bella y la carta muy sugernte y natural, muy apetecible todo.
Y esta suculenta oferta la tienes a tu disposición tanto en el Jaleo de la calle Mayor como en el de Narváez que es en el que comemos hoy. La carta se convierte en toda una tentación en forma de bocados para picar y sartenadas para compartir e, inevitablemente, mucho jaleo en el plato... ¿qué tal un tartar de bacalao al pil pil con calabacín? o, si eres más de carne, pollo asado a baja temperatura con patatas o solomillo con pimientos caramelizados.
Jaleo es un restaurante distendido e informal, de estética muy cuidada tanto en el local como en los platos, se trata de un espacio vintage que te acoge por su belleza y te acomoda por los aromas que escapan de su cocina; es, sin duda, un lugar al que no podrás ir tan solo una vez...
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