El café más antiguo de Madrid, con 130 años de historia en sus mesas y su barra, amenazó con desaparecer para siempre hace dos años pero finalmente no se trató de un cierre definitivo sino de un tiempo de cambios que se reflejan en la reforma de la que ha sido objeto el local ¿el resultado? el regreso de un clásico de las tertulias y las tardes de café en Madrid, el Café Comercial.
Siempre que un lugar con tanta historia como la que cabe en un café de más de un siglo afronta una reforma, lo hace ante la necesidad de renovarse y el miedo a perder su esencia, en este caso tanto Miguel Ángel Santa -arquitecto- como José Luis Medina -interiorista- lograron mantener ese punto de justo equilibrio en el que el Café Comercial sigue siendo el Café Comercial siendo a la vez nuevo.
Mármoles, madera y tapicerían han sido recuperadas y actualizadas y las pareces del café se han decorado con las imágenes de los escritores que pasaron por sus mesas así como con frases tan célebres como 'vivir es un asunto personal' o 'para estar hay que ser'; son precisamente los elementos clásicos -el mármol y la madera- junto a detalles como los grandes espejos que cubren parte de la pared, los que hacen que el Café Comercial siga siendo, en esencia, el lugar de siempre en los tres espacios en que se distribuye: la zona de barra, el restaurante y un espacio polivalente en la primera planta.
La oferta gastronómica que nos proponen desde la cocina del Café Comercial es tan madrileña como el propio café, productos de mercado y recetas castizas de la mano de Pepe Roch. Disponen de una carta de barra y otra para el restaurante pero ambas respetan la esencia madrileña de su cocina y proponen platos como la clásica ensaladilla rusa o las albóndigas -que en su caso son albondiguillas de buey guisadas-, también los callos de morro y pata al carbón con garbanzos de Fuentesaúco. La calidad del producto así como cierto toque de contemporaneidad en las recetas son los dos puntos que mejor definen la nueva cocina del Café Comercial.
La Glorieta de Bilbao volverá ahora a ser la que fue y no serán pocos los que sonrían complices al pasar por la puerta del nuevo Café Comercial recordando lo que allí se dijeron y olvidaron, los cafés que allí compartieron y las tardes de charla y risas que pasaron en sus mesas, es lo que tienen los lugares con historia, que enganchan.
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