Restaurantes

Verbena

Bar Kitsch castizo. En Malasaña.

Tener un bar de cabecera es como tener un "pueblito bueno", parafraseando aquel anuncio. El lugar donde llegar del trabajo y encontrarte una sonrisa y un hola sinceros.

Los que venimos de ciudades pequeñas o de la periferia de Madrid, somos muy de nuestro "Casa Pepe" o nuestro "Bar Los Manolos", pero en el centro en muchos casos se ha pasado del típico bar "grasas" a lo extremadamente sofisticado. Del bar de toda la vida que te llevabas contigo al salir por la puerta (vamos, te llevabas el olor a fritanga impregnado en la ropa), a esos donde no tienes claro ni dónde sentarte.

Ni calvo ni tres pelucas, que diría la gran Laurín, la creadora junto con Ale Jarne del Bar Verbena, donde el cuidado diseño y los detalles se confabulan para que tengas la sensación de haber estado antes allí, como de bar de siempre.

Puede ser porque hayan huido de las deconstrucciones y las recetas que no son autóctonas, apostando por las castizas tapas de siempre con un toque verbenero, que no es otra cosa que alegría de vivir, buen gusto y mucha amabilidad. Al Verbena llegas y, solo o acompañado, ya no te quieres marchar.

Puedes encontrarte a los amigos a la hora del estupendo desayuno (a partir de las 9:30 h.; 10:00 h. el fin de semana), a la del clásico vermú, para comer (tienen un excelente menú del día por sólo 6,90 euros), para merendar, para tapear y para copear. Vamos, para no salir de allí en todo el día. Y ellos, Laurín y Ale Jarne, encantadísimos de recibirte en su casa, que ya es tu casa.

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