Restaurantes

Una estrella Michelin entre viñedos

El restaurante Marqués de Riscal, con una carta elaborada por Francis Paniego.

Sorprende al viajero que en medio de tantos viñedos y en un paisaje completamente rural se alce, majestuoso, el edificio diseñado por Frank. O. Gehry en el que se encuentra el Hotel Marqués de Riscal, a Luxury Collection Hotel. La explosión de colores de la estructura metálica que envuelve al hotel evoca directamente al color del niño mimado de este viñedo, el Gran Reserva.

Una vez cruzado el umbral de la puerta, el hotel ofrece un diseño único y no solo en cuanto a arquitectura se refiere, sino que la oferta gastronómica también lo es. En la segunda planta se ubica el restaurante Marqués de Riscal, galardonado en 2012 con una estrecha Michelín. Y no es de extrañar: la carta está elaborada por uno de los mejores cocineros del país, Francis Paniego, del restaurante Echaurren, y ejecutada por el chef José Ramón Piñeiro, responsable de interpretar sus creaciones, fusión de tradición y modernidad.

Aquí destaca desde el primero hasta el último plato pero por encima de todo, resalta la amabilidad del servicio por hacer que al comensal no le falte de nada. El maître se encarga de cantarle el menú a los clientes y los camareros de detallar cada plato a medida que se van sirviendo. Empecemos pues por el principio. La oferta de panes y aceites merece todos los elogios, en especial, la teja de pipas y el colín de aceitunas negras. Un plato que sorprende por su presentación es el servido sobre una pizarra cuadrada negra sobre la que se dispone un suero de tomate a modo de chupito de cerveza, caviar de vino tinto sobre base de foie, sardina con pan y queso y una croqueta del Echaurren, con jamón, pollo y huevo. Estas últimas lideran las listas de los gastrónomos más exquisitos de España. SI buscas la mejor croqueta, sin duda es esta.

Para seguir abriendo boca el menú incluye un carpaccio de gamba roja sobre tartar de tomate y ajoblanco y,  a continuación, cigala envuelta en una fina lámina de pancetal  sobre una base de almendra, y espuma de purrusalda, merece mención especial. El arroz cremoso con tallarines de sepia y setas es espectacular. Ahora sí, veamos los dos platos principales del menú Torrea. La merluza a la romana confitada a 45º sobre pimientos asados y sopa de arroz; lomo de corzo con puré de castañas y cebolla roja semiasada. Ambos deliciosos. Si eres de los indecisos, pueden hacer media ración de cada para probar las dos.  Y el toque dulce lo ponen las torrijas del postre, tostadas, con helado de queso sobre una fina capa de chocolate.

La carta de vinos tiene más de 250 referencias de los 5 continentes, y ofrece la posibilidad de realizar catas verticales de añadas históricas de Marqués de Riscal. Toda la cena fue maridada con vinos de la Bodega propietaria del Hotel, como el blanco de Rueda verdejo y un reserva del 2006.

 

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