Hay cuentos que son eternos e inolvidables y uno de ellos es, sin duda, Alicia en el País de las Maravillas, una aventura onírica y emocional, surealista, divertida y llena de ocurrencias que terminan al despertar; y en esa aventura se erige como personaje inolvidable un erguido conejo blanco que llega tarde y corre y, porque llega tarde, corre más; Alicia lo persigue pero aun poniendo todo su empeño la tarea se demuestra ciertamente complicada... claro que Alicia no sabía lo que nosotros sabemos hoy, que el estresado conejo blanco, White Rabbit, está en Moscú.
Se trata en realidad de un restaurante, uno de los mejores del mundo, que ha tomado al White Rabbit de Alicia como carta de presentación y que, bajo ese nombre, deleita a los paladares más exquisitos tanto de Moscú como de los miles de turistas que visitan la ciudad y se rinden el homenaje de hacer fonda en este restaurante y gastrobar.
El interiorismo de White Rabbit es rico y lujoso, con los aires barrocos clásicos de las élites rusas y un gusto exquisito en su uso del color y cuidado de los detalles; ese mismo gusto delicado y bello se percibe en la presentación de sus platos, que precede una explosión de sabor sugerente y creativa que ha llevado a White Rabbit a convertirse en uno de los restaurantes incluidos en la famosa y respetada lista de los 50 mejores del mundo. Y es que además la cocina de White Rabbit tiene mucho de sorprendente en sus ingredientes y en sus recetas, se trata de cocina rusa de vanguardia, una creación del restaurador Boris Zarkov y el chef Vladimir Mukhin.
La ubicación del restaurante suma encanto a su propuesta culinaria porque ocupa el piso 16 de un edificio de cristal ofreciendo así además una incomparables vistas de la que fuera ciudad del Zar de Rusia, Moscú.
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