Restaurantes

Santa Luzía: Refugio gastro en Cabuérniga

Santa Luzía, creatividad con un punto de fuera de España pero sin olvidarse de las raíces cántabras.

El valle de Cabuérniga es el marco para el nuevo restaurante de Pilar Velarde, propietaria del referente santanderino Bodega La Montaña. El buen producto, en preparaciones sencillas y actuales con algún guiño internacional y lejos de toscas presentaciones, es su principal seña de identidad.

En Santa Luzía lo rústico y lo chic van de la mano en todo momento, ya sea en el interiorismo o en los platos que se sirven. Esta antigua posada, concretamente en la localidad de Mazcuerras, al paso del río Saja, esconde un espacio gastronómico tradicional modernizado y acoge a su fiel parroquia o a los viajeros perdidos con un delicioso aire hogareño.

Muebles reciclados, objetos vintage y piezas de diseño se envuelven en maderas naturales y tonos pastel. Esta calidez inunda sus distintos ambientes: el restaurante, con mesas individuales y corridas; el bar y zona lounge, con sofás chester; la sala de juegos para los niños y una espectacular terraza junto al río Saja, también con zona infantil.

En cada una de las zonas se puede compartir unas raciones, tomar una copa, comer en familia o disfrutar de un chocolate con churros las tardes de domingo, una tradición, esta última, que Pilar, ideóloga del proyecto, ha querido recuperar de esa venta que aquí funcionaba en el pasado.

Las opciones que pueden degustarse son frescas y apetecibles, alejándose de un típico mesón para mostrar algo más de creatividad con un punto de fuera de España pero sin olvidarse de las raíces cántabras. Hay por ejemplo quesucos lebaniegos, hay rabas de calamar y hay tortilla de bacalao, pero también anchoas de Santoña con una emulsión de pistacho, ceviche de lubina y pulpo o ternera de tudanca en steak tartar o al wok con salsa teriyaki.

Esas pinceladas de frescura también se aprecian en la selección de bebidas, apostando por vinos emergentes y cervezas artesanas, y es que Santa Luzía es un ejemplo más que demuestra que en esta región no todo es añejo. Su rica despensa se adapta a nuevos formatos y lo mejor es que, en vez de esconderla, éstos la realzan como se merece.

Salir de la versión móvil