Superchulo. Dicho así puede ser cualquier cosa y es, en todo caso, un modo de hablar informal y casi romántico, casi nos atrevemos a decir que un poco cursi, claro que eso es hasta que entramos en un restaurante de Malasaña que llegó hace unos meses discretamente y sin el que ahora no sabríamos vivir.
Y es que cuando cruzas la puerta del restaurante Superchulo, ves su decoración moderna, natural, cálida y acogedora y degustas sus platos, frescos, coloristas, sanos y deliciosos no puedes menos que reconocer que el asunto en sí, todo, del interiorismo a la presentación de los platos y hasta la última de sus notas sápidas, es Superchulo.
Superchulo es un restaurante para tomar un piscolabis o comer de cuchara, para rendir tu paladar a las ensaladas más deliciosas, para disfrutar de unos bocados exóticos e incluso para los amantes de las hamburguesas y la pizza, también para los que se pierden por la pasta fresca y el risotto; y es también un restaurante para los que no se levantan jamás de la mesa sin postre.
A cucharadas se toma en verano el gazpacho de sandía y en invierno la crema caliente de hortalizas y tanto en los entrantes -el piscolabis- como en los platos, muchos de ellos pensados para compartir, mandan las opciones veganas; pero no creas que estás en un restaurante sólo para veganos, también los celíacos se sentirán como en casa y los niños se volverán locos con la pasta veggie-boloñesa y la pizza margaritha presumida.
Baos, rollitos vietnamitas, brochetas teriyaki, Miss o Mr Burguer, pizza barbacoa con boloñesa de soja, risotto con setas y espárragos, ensalada césar y mucho bocados más que harán de tu comida un momento delicioso, deliciosamente sano y Superchulo.
Un momento que acaba con las notas dulces de un brownie, de una tarta de queso y arándanos o de un beso de fresa y chocolate.
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