Pointer no es sólo un restaurante ni, como tanto se repite hoy en día a modo de mantra, una experiencia gastronómica, es en realidad un viaje, uno que hacemos siguiendo el instinto de un pointer que recorre el mundo eligiendo de cada gastronomía sus platos más deliciosos para servirlos todos sin salir del número 16 de la calle Marqués de la Ensenada de Madrid.
El interiorismo es tan bello, diverso y cambiante como la propia carta y es obra de María Villalón lo que es garantía de estilo, creatividad y buen gusto, un enfoque que sienta mejor que bien a un chef que aprendió a amar la cocina viendo cocinar a sus abuelas y que desde niño supo que, algún día, el también cocinaría, Cesar Galán.
En la carta del Pointer saltas de Japón en su sushi de pez mantequilla tempurizado a México en sus tacos al pastor con cebollita, piña y cilantro sin miedo al jet lag; puedes visitar Perú en sus navajas nikkei con rayadura de lima y mahonesa antes de volar a España y degustar una tortilla de patatas a la sartén con pan con tomate; todo ésto sin salir de los entrantes.
Las ensaladas son igualmente variadas y, tras ellas, toca elegir plato fuerte ¿qué tal un tartar de pato con quinoa y manzana? ¿mejor un tiradito de pez marlin? sandwich de langosta, chipirones al wok con cous cous, solomillo a baja temperatura trufado con puré de patata, merluza con almejas en su salsa, pollo tandoori, pato a la pekinesa, pizza bianca, rissoto con pichón y setas...
¿Y de postre? ¡leche con galletas! o cronut de nutella relleno de crema de oreo -sólo para golosos-.
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