Restaurantes

The Place to be

Discreto, cálido y con alma de gourmet.

Chimenea, tu novela favorita, café florentino y ver pasar las horas heladas del invierno madrileño a través del ventanal. Suena poético y absolutamente apetecible, ¿verdad? Corre a The Place, acurrúcate en uno de sus rincones... ¡y disfruta!

Es un plan idílico pero no es el único. No solo de café vive The Place, aunque hay que reconocer que es excelente. Este discreto local, escondido en la calle Noviciado, tiene alma gourmet en todos los sentidos, el alma de Eduardo, que recorre el mundo a bocados y se los trae de vuelta a su negocio para servirlos entre amigos y desconocidos en la mesa comunal que da la bienvenida a tantos y tan buenos sabores.

The Place imita ese tenue aire nórdico y vintage que, al mezclarse con lo ibérico, crea una corriente deliciosa. Es una agradecida meta para resguardarse de la lluvia o terminar un paseo por el centro de la capital. Como si de un café berlinés se tratase, las bicicletas son bienvenidas, veremos discretos graffitis y hasta podremos utilizar un pequeño workspace que, como todo aquí, se comparte.

Su propuesta estética y gastronómica es sencilla, que no simple, y muy efectiva. Tostas, cremas, paninis, ensaladas y algunas raciones se acompañan de vinos naturales, cervezas artesanas o afrutados refrescos. El hummus es tan fino y rico como el parfait. La porchetta italiana acapara protagonismo con el lardo ibérico y los postres caseros son un sueño.

Pero volvamos ahora al café y al libro. No hay que llevarlo de casa, se toma prestado de una pequeña estantería en un coqueto salón al fondo, que abarca los grandes títulos de la literatura universal en un reducido espacio. Con suerte, algún conocido, o tal vez anónimo, tocará al piano al compás de cada pasada de página, mientras nos abriga el calor del fuego y los minutos vuelan sin que nos demos apenas cuenta.

¿No lo habíamos dicho ya? This place is The Place to be...

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