Pepito es un restaurante barcelonés que rinde sus fogones a la cocina de autor reinventando hasta el clásico bocadillo de ternera entre otras delicias; claro que lo primero que nos encanta y encandila de este restaurante son sus espacios y la diversidad de su decoración.
El interiorismo de este restaurante juega con conceptos modernos, cercanos al diseño industrial, y otros clásicos que acaban por componer ambientes retro; cada espacio se ha ido haciendo pieza a pieza, cuidando hasta el más mínimo detalle y dando forma a los rincones con objetos únicos: un chester llegado de un anticuario holandés, unas lámparás recuperadas de un viejo hotel santanderino, papel pintado venido de Londres...
Y, una vez el lugar te ha sorprendido y encantado, cuando ya te has acomodado y te dispones a darte el gusto de comer o cenar bien, llega el festival de sabor y color anticipado por los aromas. Lo primero que debes saber es que la cocina de Pepito cambia la carta cada dos meses y lo hace siempre al calor de lo que se mueve en el mercado, de lo que da la tierra cada temporada.
Los sabores te seducirán sobremanera porque descubrirás matices nuevos en cada bocado, notas de sabor que no sabías ni qu tan siquiera existieran en, por ejemplo, un pepito; y no es que haya truco, más allá de la elección del mejor producto del mercado, el más fresco y de temporada, lo que sí hay es un secreto a voces en forma de horno de leña; los entrantes son tapas tradicionales, las clásicas, pero preparadas de otro modo y los platos fuertes, carnes de primera y pescado fresco, se sirven recién salidos del horno de leña; el broche de oro y el punto dulce llega de la mano de los postres que reinventan los dulces tradicionales hasta hacerlos casi irreconocibles.
Claro que las cenas en Pepito Restaurante guardan una última nota de sabor que podrás catar en la barra de coctelería, elige cóctel o, si lo prefieres, un gin tonic y comienza la fiesta, tras la cena...
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