El mentidero de la villa
Restaurantes

Para comer, el mentidero de la villa

Bajo la dirección de Borja Anabitarte y José Ynglada, es de nuevo tiempo y hora de mesa, mantel y mentidero.

Losas de Palacio, Gradas de San Felipe y Representantes... Poco más que su historia queda de los que fueran los mentideros de Madrid; lugares a los que, en nuestro lustroso Siglo de Oro, gente de toda clase y condición acudía a comentar y especular acerca de la vida, su discurrir y sus noticias... Nos sobran hoy los mentideros porque nos llegan las novedades por cien vías y mil caminos y porque son, como nos recuerda la RAE, cosa de gente ociosa y a nosotros se nos va el tiempo sin que seamos capaces de llenarlo de tanto como quisiéramos. Claro que todo esto es si hablamos de los mentideros de antaño, de los de calle y escalera...

Porque en realidad nos queda un mentidero, el de la villa, en la calle Almagro; un restaurante en el conviven ideas de apariencia contrapuesta y fondo del mejor maridaje: diseño moderno y acogedor envuelto, en sus tonos y en sus formas, en un halo de contemporaneidad; la sencillez de las líneas limpias, lo acogedor de la madera, la alegría del naranja en todos sus matices, la vida de las flores, el encanto de las envolventes fotografías de Jean Marc Manson... y sobre la mesa...

Tosta de foie fresco a la plancha con manzana caramelizada, raviolis de trufa blanca y boletus, confit de pato a la naranja, salmón carpier en taco con crema de tomate raff, tartar de atún rojo con caviar de trufa, pez mantequilla en ceviche, solomillo de Guadarrama con salsa bearnesa o steak tartar de solomillo de buey...

Ante esta mesa y mantel de tela y bajo la dirección de Borja Anabitarte y José Ynglada, no nos cabe la menor duda de que es de nuevo tiempo y hora de mentidero.

El mentidero de la villa

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