Las sirenas son seres mitológicos de cuento y ensueño, criaturas marinas bellas y un tanto maliciosas, pues su canto arrastraba a la perdición a quien lo escuchaba... Claro que esto era siglos atrás, cuando se decía que las sirenas habitaban la isla de Capri, nada que ver con la sirena alicantina a la que visitamos hoy; su canto, en forma de aromas y sabores, nos regala inolvidables momentos gastronómicos.
La Sirena nació como restaurante en Petrer -Alicante- hace ya 30 años, aunque de aquellos principios poco más queda que el sabor del mar y la pasión por los productos frescos, de temporada y de primera calidad. Desde entonces ha ido creciendo y evolucionando a todos los niveles hasta convertirse en un restaurante de referencia en el Mediterráneo, mar del que la separan unos 40 kilómetros.
Te encantará la barra en la que te reciben al entrar y en la que podrás disfrutar de un suculento tapeo de verano o un aperitivo para abrir boca: brochetas, mini-ensaladas, tostas, cazuelitas o platillos de cuchara a elegir y saborear. La bodega -de cristal y en piedra bateig- está ubicada en la sala y, junto a ella, varios ambientes dando calidez al espacio en el que tomarás asiento y plato; disponen además de un reservado por aquello de las celebraciones privadas o profesionales.
¿Y qué hay del menú? será imposible que no te enamore la cocina de la sirena, porque presenta una mezcla de tradición y vanguardia que encandila tanto a los gustos más cercanos a la cocina de mercado, como a los apasionados por las nuevas técnicas y tendencias culinarias.
En una primera visita a un restaurante de cocina sobresaliente, el menú degustación suele ser siempre lo más recomendable y en este caso, vistos algunos de los platos y postre que componen la propuesta, no podemos resistirnos a referíroslo: delicias como la navaja con salsa agridulce de dátiles y miel de azahar; vieira asada con hortalizas y vinagreta caliente de cítricos; alcachofa rellena de foie grás, crema de boletus y trufa; taco de bacalao confitado con salsa de tomate asado y tubérculos; compacto de rabo de ternera guisado; carpaccio dulce de piña a la pimienta de Jamaica... y como broche de oro, borrachito de almendra con sorbete cremoso de té negro.
Si habéis sentido como se os hacía la boca agua... poned rumbo a Petrel, en Alicante, y preguntad por La Sirena.
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