La cabra tira al monte. Eso dicen. Y este multiespacio gastronómico lo demuestra. Un restaurante donde una joven estrella, el chef Javier Aranda, juega con productos de la tierra, de altísima calidad, raíces culinarias y un puntito de prudente innovación.
La subida a este monte particular se compone de cuatro etapas y dos cartas a modo de víveres para facilitar el ascenso. El campamento base lo encontramos en la Tapería, donde podemos disfrutar de un espacio moderno e informal y degustar una carta sencilla, con platos de toda la vida y ese toque de chef de Javier, cuya experiencia previa en El Bohío o Santceloni asegura el éxito. Ensaladas, cocas, croquetas y huevos revueltos, arroz con pollo y callos a la madrileña ejemplifican a la perfección el cariño que Javier le tiene a la cocina de siempre, la que nunca falla.
Nuestra segunda etapa tiene su epicentro en el espacio Gastro. No hay menú degustación pero sí una breve e intensa carta a elección del comensal, al que Javier agasaja entre los diferentes platos con snacks que selecciona personalmente en base a lo que haya escogido el cliente.
Calamar de potera con pasta y manitas, callos de bacalao o terrina de cochinillo y anguila pasan delante de nosotros con una exquisita presentación, calidad y gusto por el detalle que los hace únicos. La decoración, con ventanales a la cocina y mesas sin vestir, contribuye sobremanera que uno se sienta partícipe de todo el proceso de creación en La Cabra. Desde los fogones al servicio.
¿Suficiente? Aún queda viaje por delante, y nuestra ruta nos lleva hasta la Biblioteca, un espacio cómodo e íntimo en el que tomar desde el primer café de la mañana a una copa de afterwork o tras la cena.
Otro plus son las catas y cursos de vino con degustaciones de tapas en lo que sería la cima de esta montaña de experiencias, la impresionante Bodega con un espectacular diseño a dos alturas y más de 90 exclusivas referencias. Lo más peculiar es que el cliente puede hacer suya esta bodega alquilando uno de sus nichos para sus propias botellas, de las que solo se cobraría el descorche en el restaurante.
Ya sea una caña y una tapa con amigos, un almuerzo o cena especial, una inmersión en el apasionante mundo del vino o una copa en la intimidad, La Cabra se nos presenta como el perfecto sendero para nuestras más altas expectativas. ¿Listos?
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