Encontrar un restaurante italiano es, con toda probabilidad, la tarea más sencilla del mundo. Se trata de una de las cocinas sin duda más expandidas por el planeta y, también, más internacionalizadas y adaptadas a gustos locales. Por eso, lo que no es fácil, fuera de las fronteras del país de la bota, es encontrar uno en el que poder disfrutar de su verdadera tradición culinaria.
Se atreve con ella Davide Bonato, experimentado chef de brillante trayectoria, alumno aventajado de Stefano Cavallini en Londres, que emprende proyecto con la compañía y el apoyo de su mujer, Daniela Rosso, y, por suerte, elige Madrid para trasplantar sus raíces y regarlas con talento, creatividad y un estético toque contemporáneo que las hace irresistibles. Su nueva casa se llama Gioia, está en el barrio de Chueca y entrar en ella es abrir la puerta a una experiencia inolvidable.
Dicen que en la sencillez está el gusto. Por eso no es de extrañar que sorprendan sobremanera unos simples tallarines hechos a mano, desnudos, solo complementados con finas láminas de trufa y yema de huevo, o un risotto que sabe a mar y a monte y cuyo ingrediente principal, el arroz, brilla en la cocina de este restaurante. En su país de orígen, Davide es considerado un verdadero experto conocedor de las mejores variedades y de su tratamiento, por lo que también lo podremos probar servido con trufa y lámina de oro, o en rojo con un tartar de salmón o en negro cubriendo unos huevos escalfados.
Terminar con un suave y espumoso tiramisú es imperativo después de dar buena cuenta de elaboraciones y productos de primerísima calidad. Después, alargaremos el café contemplando la calidez y el buen gusto del entorno, disfrutando de la amabilidad del personal que lo hace suyo poco a poco, incorporando objetos tan curiosos como una de las radios antiguas, otra verdadera "joya", que fabrica un tío de Daniela. En Gioia hay "passione" y "sapore", de eso no hay duda. ¿Andiamo?
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