Hubo un tiempo en el que las personas, especialmente, intelectuales y artistas, se reunían en torno a la mesa de un café para discutir acerca de temas políticos, literatura o de cualquier otro carácter. Esos temas se convirtieron en tertulias y de esas tertulias salieron ideas para escribir obras literarias que han quedado para la historia. Pero hubo también un tiempo en el que lejos de tratar la política, las personas se congregaban en otros centros para charlar amistosa y relajadamente. Y es así como en 1836 nació el club social que hoy conocemos como Casino de Madrid y que desde 1910 se ubica en calle Alcalá.
El Casino de Madrid es una referencia de lujo y elegancia, uno de esos lugares a los que hay que entrar aunque sea una vez y subir por su majestuosa escalera de honor. Y ya puestos, llegar hasta el ático donde se encuentra La Terraza del Casino, restaurante que alberga 2 estrellas Michelin y que cuenta con una gastronomía de renombre internacional, con Ferrán Adriá como asesor gastronómico y con Paco Roncero como jefe de cocina desde el año 2000.
El cuidado extremo de este chef madrileño por su cocina, vanguardista, creativa e innovadora y su afán por sorprender al comensal en cada bocado tanto por su contenido como por su continente, hace que este lugar se erija como un restaurante único. Y no solo por su oferta culinaria, sino también por la excelente decoración llevada a cabo por Jaime Hayón que ha sabido dar amplitud con el juego de espejos y luminosidad con la elección de tonos claros. Aunque el protagonismo se lo lleva el suelo de mármol con rombos de ajedrez en blanco y negro.
Cada parte de La Terraza, incluyendo la bodega –más de 900 referencias-, forman un todo que te envuelve en el mismo aire vanguardista y moderno que el que ofrece Paco Roncero en la texturas, colores y sabores de sus platos. Entre los aperitivos destacan falso risotto de calamar con toque thai, roca helada de gazpacho con cangrejo real, huevo pochado a baja temperatura con mollejas de cordero; entre los principales, rape con puré de apio y consomé de garbanzos, lomo de buey, lenguado o jarrete de ternera con papillote de verduras; y de los postres llaman la atención el carbón vegetal dulce, manzana y yuzu. Pero además existe un menú degustación que ofrece toda una muestra de la cocina de este madrileño con snacks y tapiplatos.
En 1993 el edificio del Casino fue declarado Bien de Interés Cultural y es que un maestro de cocina, con tantos premios en su haber, libros publicados, creador del software “gestor de cocina” y con un importante reconocimiento internacional, no merece estar en otro sitio que no sea este.
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