Agrupar la inmensidad de las diversas cocinas chinas en un solo recinto y a miles de kilómetros de distancia no es tarea fácil. En 2010, El Bund se aventuró a hacerlo en Madrid y el resultado sobrepasa lo espectacular. Aquí alta gastronomía y diseño oriental se dan la mano para trasladarnos, en un abrir y cerrar de ojos, a la élite culinaria de Shanghái, Pekín, Sichuan o Hangzhóu.
Todas ellas tienen representación en los fogones de este ya emblemático restaurante en la zona de Arturo Soria, elegante y único. No en vano, El Bund hace referencia a uno de los barrios más señoriales de Shanghái. En este proyecto genuino el chef pequinés Ruiyan dirige a un genial y variopinto equipo que aporta sus distintas influencias, dadas por sus lugares de origen.
El picante de la cocina sichuanesa; la suavidad y familiaridad de las elaboraciones al vapor de la cantonesa, con sus deliciosos Dim Sum; las preparaciones de carnes de la capital del país, donde el pato laqueado es el rey; las ligeras recetas de pescado de Hangzhóu... Cada matiz, cada ingrediente y cada región tiene su reflejo en una carta que agrupa alrededor de dos centenares de platos.
Caldos y pastas se hacen a diario y con minuciosidad en un restaurante en el que la frescura y autenticidad de ingredientes poco comunes queda de manifiesto, de ahí su exquisitez. Aleta de tiburón, medusa, pepinos de mar, raíces de loto... Vista y paladar se pierden en una inmensidad de referencias sorprendentes con un servicio a la altura de tales manjares tan poco corrientes.
Degustarlos en sus salones, que se remontan a esa estética sobria y vintage de los años 50, o entre los tilos y bambús de la estilosa terraza del chalet ajardinado en el que se ubica El Bund es experimentar la emoción de un viaje a los orígenes más sabrosos de una cultura milenaria. Un sueño.
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