Es sorprendente, divertido, asequible y rompedor. M29 resurge de las cenizas de La Broche de Arola en los bajos del hotel Miguel Ángel y, como aquel, que lo fue todo, llama la atención. En este caso no por estar en el firmamento de las Estrellas Michelín, pero sí por ofrecer una cocina casera creativa y original para poder tomar a diario.
En M29 hay una opción para cada cliente y para cada momento de la jornada. A mediodía, tres menús distintos que cambian cada quincena para asegurar el mejor producto fresco de temporada: El M29, el "Cuídate" y el "Quiérete", según cómo de goloso sea el comensal. El primero, una fórmula habitual de dos primeros y dos segundos. Los dos últimos, un plato único que se sirve con todas sus guarniciones y aliños por separado, a modo de "Do It Yourself" a gusto de quien se sienta a la mesa. Por la noche, cuando se apaga la luz natural que inunda el inmaculado espacio durante el día, una elegante ambientación tenue acoge otros dos menús y la posibilidad de cenar a la carta.
La mano de Manuel Prats, chef ejecutivo del hotel Miguel Ángel desde hace más de 30 años, se refleja en unas recetas de entre las que brillan la tapita de changurro, las croquetas melosas de bogavante, los chipironcitos fritos con alioli de lima, la coca de bogavante con verduritas y espuma de su coral o el steak tartar de buey templado con pinceladas de anchoas y pan de cristal.
M29 se posiciona así como restaurante cotidiano, sin perder el buen gusto ni lo extraordinario de su pasado, que promete continuar en un formato mucho más para todos los públicos. Un escaparate a la calle de lo que se cuece en las cocinas de un hotel con solera.
Galería de imágenes
-
1
-
2
-
3
-
4
-
5
-
6