Aún salivamos -por el mismo reflejo condicional de los perros de Pavlov- tan solo con el recuerdo de la experiencia del renovado Don Lisander. Una experiencia de cocina tradicional italiana única en todos los sentidos por el creativo buen hacer de otro grande: su propietario el Chef Gonzalo Vernacci, tan joven como talentoso.
Pero como este redactor no está dispuesto a sufrir en solitario tal ansia en sus carnes, antes de seguir y aquí, dejen que haga un repaso por las novedades de la carta y díganme después si sólo con su lectura no se han puesto ustedes a salivar y arden en pasionales deseos de sentarse tenedor y cuchara en mano ante uno de estos platos preparados todos con auténtica (y excepcional) materia prima italiana que el mismo Vernacci trae de l’Italia y directa de pequeños productores y con las mejores carnes, mariscos o frutas del mercado.
La muy recomendable pasta seca: spaghetti al cartoccio (espectaculares) o granchio de mare, bucatini all’amatriciana y rigatoni all’amatriciana bianca, Farfalle alla norma o Gramignia con salsiccia. La indispensable pasta fresca: los ravioli, de bogavante y cangrejo con salsa marinera o pradera de trufa con salsa de foie, spaghetti vongole, tagliatelle pradera, o los gnocchi speck e zola o freschi con tomate cherry, jamón de Parma, paremesano, rúcula… ay. Los risottos, claro, un negro negro negro di mollusco o risotto al gorgonzola. Los gratinados gnocchi alla sorrentina y rigatoni al 4 formaggi. Y cómo no antipasti: Cozze alla napolitana, Caponata con uova, Crocchette dello chef o la melanzane alla parmigiana. Y de postre: Pangelato, Chantilly con sorbete de frambuesa o el baba al rum, postres propios que se preparan y presentan delante del comensal. Por supuesto acompaña a todas estas delicias una también excepcional carta de vinos principalmente italianos -el 70% de la carta de vinos- pero también españoles, franceses, alemanes, de Nueva Zelanda o Sudáfrica, con casi 180 referencias, suficientes para satisfacer al más exigente sobre todo por la gran calidad de la selección de Vernacci, también gran sumiller.
El resto de la carta también es excepcional, pero eso van a tener que descubrirlo
¿Sufren ya tanto como yo? Pues aún les voy a hacer sufrir un poco más, discúlpenme, porque Don Lisander es de esos pocos restaurantes tan excepcionales que llenan la sala hasta tres veces por servicio. Sí, entre semana hay que ir pronto (los lunes no, que cierran, como los domingos por la noche) y los fines de semana mejor reservar: tomen nota del teléfono: 91 570 92 90 . Porque si algo sabemos es que lo bueno es escaso, lo excepcional es contado y la demanda mucha entre el buen paladar patrio, más si es de auténtica y buena cocina italiana. Y en este caso es así, no nos cabe duda, porque merece la pena. Creanme que la experiencia de la cocina tradicional italiana que hayan podido probar en Madrid no tiene nada que ver con la de la cocina de Gonzalo Vernacci. Afortunadamente su nuevo espacio, con dos comedores, es capaz de satisfacer de 45 a 60 comensales de una vez. Mucho trabajo tras los fogones, un trabajo grande como grande el nuevo espacio, la nueva carta, como grande Gonzalo Vernacci, joven, emprendedor propietario, chef y sumiller. Y Don Lisander, el restaurante italiano, más grande.
Y poco más puedo decir de algo para lo que formarse una opinión tan sólo se puede experimentar, con la seguridad de que les satisfará mucho más de lo que pueden imaginar. Sólo les puedo apuntar que prueben y no dejen de contárnoslo para que suframos así juntos el recuerdo de todos y cada unos de los platos, o repitamos.
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