Restaurantes

Copenhague se rinde a la cocina latinoamericana

El nuevo restaurante Llamas triunfa con una cocina sudamericana y un interiorismo que llena de azulejos de colores todo el local.

A un paso de Nyhavn, el centro neurálgico del turismo de Copenhague; y en plena calle principal de compras ha abierto sus puertas uno de los restaurantes conceptuales más interesantes de los últimos años, especialmente en cuanto a diseño. Bautizado como Llamas, se trata de un local especializado en cocina latinoamericana que quiere llevar a Escandinavia lo mejor de Perú, Chile, Colombia...

Trata de conseguirlo con un local que no pasa desapercibido en el, por lo general, aséptico centro de la capital danesa. O al menos pocos estarán acostumbrados a, en una de las cunas del minimalismo decorativo, encontrar un mosaico de azulejos de todo tipo de colores y grecas jalonando paredes, suelos, columnas... y que casi no permiten dislumbrar las mesas y las sillas, que son de un brillante negro liso.

Lars Larsen, fundador del estudio de diseño industrial Kilo, es el artífice de una idea que pretende fusionar elementos propios de la cultura danesa (en este caso, el mobiliario, así como las lámparas y la vajilla) con la tradición cultural de los Andes y colonial española.

No es para menos si tenemos en cuenta su menú. El ceviche se sucede en la carta con la ensalada de quinoa y salsa criolla o la tarta de chocolate con sorbete de coco, así como tacos, aguacate en múltiples formas, camarones, quesadillas... Una fusión extraña que tiene mucho de mexicano y otro tanto del Pacífico peruano y chileno.

Para acompañar los platos, su cava cuenta con una buena representación de vinos franceses. Los latinos, en este caso, no abundan. Unas referencias de Uruguay, Argentina y Chile son las pocas que se pueden encontrar (además de californianos, españoles, italianos...). Solo en lo referente a los de postre se puede decir que es puramente moscatel hispano. Y en cervezas, Cristal de Perú y Coronita compiten con la local Carlsberg.

Con un precio medio-alto para el turista español, pero en consonancia con los precios habituales en el centro de Copenhague, la visita sin duda merece la pena. Pocas veces tendrá uno la sensación de estar en un sitio tan extrañamente curioso como el Llamas.

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