Restaurantes

At a club

Referente para el almuerzo de negocios, para el afterwork y para las cenas.

¿Es un club? Desde luego no pretende ser un restaurante al uso, ni el último garito nocturno que se pone de moda, ni un espacio elitista al que pocos tienen acceso. Ataclub bate con cautela todo lo anterior y lo sirve en un recomendable concepto gastronómico y de ocio en la calle Velázquez de Madrid.

Su carácter, tan mediterráneo y tan nuestro, va de la mano con sus objetivos: Convertirse en un referente para el almuerzo de negocios, para el afterwork y para las cenas más relajadas con suave música en vivo. Un mix de ambientes y momentos afines al consumidor español, que nada entre ellos como pez en el agua.

Para dejarlo aún más claro, el olivo sirve a Ata de bandera, y dos de ellos presiden todo el espacio. A su alrededor, a mediodía, platos de corte casero, buenos guisos, para tomar de manera rápida o digerir en una amplia sobremesa que se entrelaza con los ejecutivos que comienzan a salir de sus oficinas buscando antes de llegar a casa un instante de desconexión en forma de combinado y de sandwiches, tostas y algunas raciones para ahorrarse entrar en la cocina antes de acostarse.

En las noches, y con más fuerza en aquellas en las que el fondo musical en directo acompaña, cobra protagonismo la carta de sala con especialidades como el solomillo a la broche, el rape al natural con un toque de aceite y vinagre, las ostras (toda una sorpresa) y un toque internacional que parece no poder faltar en tartares y tiraditos. El chef César Rodríguez trabaja la temporalidad del buen producto y lo sirve con mimo a una clientela que prefiere lo seguro a los grandes experimentos.

Dos salones privados, una zona de mesas altas y una pequeña barra dan vida a un amplio local decorado con gusto por Alicia Navarrete y Carola Jáuregui, con aires minimalistas sin olvidar lo cercano, creando una suerte de jardín Mediterráneo que respira a través de amplios ventanales.

Ataclub es un multiespacio destinado al sencillo arte de disfrutar de sabrosos instantes con pareja, familia o amigos. Un local sin florituras, pero gestionado y mimado hasta la excelencia con la solera de sus propietarios. Tristán Figueroa y Ana Magdalena, que han estado al frente de Guisando o de Martín Pescador, nos dan la bienvenida a su nueva casa. Y nos reciben con los brazos abiertos.

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