Restaurantes

Las chicas, los chicos y los maniquís, de tapas por Madrid

Las chicas, los chicos y los maniquís es un restaurante madrileño de tapas y platos para compartir regados con los mejores cócteles.

De nombre evocador y sugerente, atrevido y casi fuera de lugar para un restaurante ¿a qué te recuerda 'Las chicas, los chicos y los maniquís' antes de llevártelo a la boca? no nos cabe la menor duda de que estás pensando en la movida madrileña porque es precisamente en esa época en la que pensaban en el grupo hostelero catalán Grup Iglesias cuando planificaban su desembarco en Madrid.

Dicen que nadie que esté en el mundo de la hostelería, como grupo empresarial, puede obviar pensar en Madrid como destino, ellos no lo han hecho y tras años de experiencia gastronómica, han llegado a Madrid con una propuesta funcional y sugerente de tapas y platos para compartir en una sala colorista con barra y mesas.

Detrás de esta propuesta gastronómica puesta en marcha en Madrid hace poco más de un mes, está Grup Iglesias, con sede en Barcelona, y entre lo fogones de Las chicas, los chicos y los maniquís está Pedro Gallego Gallego, un chef formado en las cocinas de Gordon Ramsey y Chicote.

Las chicas, los chicos y los maniquís es un restaurante y también una coctelería, es un homenaje al Madrid de los 80 y a la ya mítica movida madrileña y es también un local en el que no podrás evitar aquella mítica canción cuyo estribillo arrancaba con un 'y yo caí... enamorado de la moda juvenil, de los chicos, de las chicas de los maniquís... enamorado de ti'.

Y mientras tarareas, sientes que se te hace la boca agua viendo la carta de este restaurante: la tosta de Maripili (con anchoa, brevas y crema de queso) o las patatas de Massiel te tentarán tanto como la hamburguesa de los 80, de un Nacha Pop (con guacamole) para compartir pasarás a disfrutar unas ostras, un tataki de bonito o ceviche de corvina, a un steak tartar con patata, solomillo de ternera, cochinillo ibérico, pollo de corral o un suculento arroz meloso; ¿pan? con tomate y de postre... un pecado: panna cotta con miel y nuez pecana.

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