Dicen que Calista -que en griego significa 'la más bella'- es el nuevo oasis gastronómico de Madrid y nosotros, que ya lo hemos probado, no podemos más que confirmar cuánta verdad hay en esta afirmación, en pleno corazón financiero de Madrid de lunes a viernes y al ritmo del Bernabeu los fines de semana, Calista -con Kike Bous al mando de su cocina- es una apuesta segura para comer bien y para dejarte sorprender por la boca.
La propuesta de Calista es de lo más internacional, tanto que cuenta con una robata -la conocida parrilla japonesa en la que es el fuego el que abrasa (y abraza) las carnes y los pescados- en su cocina y por esos sus carnes a la brasa son, sencillamente, una tentación irresistible; además, en Calista se empieza a comer con los ojos porque la cocina es abierta y puedes ver cómo se preparan los platos antes de que salgan directos a la mesa; y es que Calista tiene algo de espectáculo tanto en esa cocina abierta como en una decoración bella, cálida y acogedora obra y arte de María Tirado: no dejes de fijarte en las plantas y en el magnífico uso de la madera (tampoco en el papel pintado en el hall del baño).
Lo más interesante de Calista es la diversidad de su carta, el menú del día de cada mediodía es un pecado al alcance de todos como también lo son los bocados de cocina fusión con los que nos tientan; pero Calista no es sólo un restaurante de comidas ni uno de horario de oficina, es un oasis gastronómico también los fines de semana y lo será más cuando la primavera acabe de llegar y su terraza se convierta en el lugar de moda (cosa que, estamos seguros, hará).
Platos propios de la tradición oriental, otros que saben a Sudamérica, pizzas italianas y algunos más tan nuestros como los huevos fritos, no hay paladar que no encuentre un bocado a su gusto en Calista ni hay razón alguna para que, si vives o visitas Madrid, no hagas tu reserva y lo compruebes personalmente.
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