Restaurantes

Adagio tapas, estrella Michelín con encanto

Tradición convertida en delicatessen made in Spain.

Si bajas la Rambla en busca del mar, mientras disfrutas de la sombra de los árboles que en estos días en los que empieza a apretar el calor tanto apatece, te encontrarás sumergido en pleno barrio gótico de Barcelona, donde, justo antes de tropezarte con la Plaza Real, se ubica una calle perpendicular a mano izquierda que recibe el nombre de Ferran. En el número 21 de una de las vías más emblemáticas de la ciudad el hotel Adagio de dos estrellas acoge, discretamente, uno de los bares de tapas más sofisticados de toda Barcelona… el mismo que refleja su nombre.

Adagio Tapas es un de los ‘niños mimados’ del mismísimo Jordi Herrera. El chef del restaurante Maniró, ganador de una estrella michelín, ha hecho de los humildes bajos de este hotel un refugio del arte del tapeo para aquellos que fomentan el oficio del buen comer. Y es que la esencia de esta profesión, cuyo origen no queda muy claro pero cuya esencia sí, la de comer y socializar al mismo tiempo, es uno de los grandes triunfos de este genio de la cocina. ¿La clave? Ingredientes tradicionales pero de primera calidad. Porque solo de esta forma se puede conseguir que unas lentejas, unos callos o unas chistorras pasen de ser denominados platos 100% nacionales para pasar a ser calificados como ‘delicatessen made in Spain’.

En la carta del Adagio se pueden encontrar calamares de huevo grito con patatas engrasadas, croqueta crujiente de conejo, arroz de vieiras, catacuba, fideuá con pulso o rabo de toro a precios totalmente asequibles que harán olvidar durante un momento que la calidad supone una gran inversión incluso en el mundo de la gastronomía.

Tapas con encanto en una ciudad de ensueño que hacen de esta tradición otra de las grandes virtudes del buen comer español.

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