Es Único. Único con mayúscula, porque no hay otro como él. Es el lanzamiento más especial hasta la fecha de Flor de Esgueva y lo hemos podido descubrir en primicia, antes incluso de su fecha óptima de consumo.
Y aún así, su sabor es inconfundible. Hay solo cinco mil piezas que aguardan pacientemente en las cavas de la fábrica de Peñafiel a cumplir los quince meses de maduración a los que la marca se ha atrevido a someterlas. Todas ellas saldrán a la venta de cara a Navidad en puntos seleccionados.
Abrir uno de estos quesos es abrir un mundo de aromas, texturas y sabores. Cinco generaciones de artesanos preceden a este lanzamiento para el que se siguen, como es habitual en la empresa, los mismos rituales de antaño.
La leche de oveja se selecciona minuciosamente y se mantiene para que no pierda ninguna de sus cualidades y esté en condiciones óptimas. Los quesos que resultan se aceitan de forma manual, se mueven y se cepillan, se acarician y testan para que sean perfectos en el transcurso de su descanso hasta presentarse al consumidor. Un consumidor que descubrirá, a través de ellos, un verdadero placer para los cinco sentidos. No en vano, están hechos con amor, y ya se sabe que ese es el ingrediente por excelencia y la clave del éxito en todo.
Al cortar una cuña, su aspecto quebradizo anticipará su deliciosa intensidad. Su olor a pura leche de oveja y frutos secos y su sabor ligeramente picante la hará exquisita con un buen jamón ibérico, con un membrillo dulce, una mermelada de pimientos o por sí misma, porque merece todo el protagonismo.
Sí. Ya lo dijimos. Hablamos de un queso que hace honor a su nombre, un queso de los que ni mente ni paladar olvidan. Un queso Único.