Gourmet

Sadaharu Aoki, el japonés que endulza París

Este pastelero ha convertido su tienda en un arco iris, con éclairs de todos los colores y sabores imaginables.

Lo primero que llama la atención cuando entras en alguna de las pastelerías del genial Sadaharu Aoki es su buen gusto por el orden del espectro del color. Como si se tratara de una luz natural que crea un arco iris, del rojo al naranja, del verde al azul... se suceden sus pasteles formando todo un mosaico de colores y sabores.

Pero aquí las teselas se comen, y tienen una multitud de gustos que hace muy difícil decantarse por alguno. Es lo que pretende este japonés, considerado uno de los mejores pasteleros del mundo. Tras graduarse en la Escuela Machida de cocina en Tokio, se marcha a París, donde, tras especializarse en pastelería, abre su primera boutique en 1998. Desde entonces, ha sabido unir los sabores japoneses con la tradición dulce gala, hasta el punto de que sus bocados se servían a bordo de los vuelos intercontinentales de All Nippon Airways.

Su colección de éclairs tiene en los de té matcha como protagonistas, pero no es lo único que ofrece. También los milhojas, las tartaletas, la bollería... Todo aquí está más que apetecible. Incluso juega a la fusión, uniendo el macaron con los mochis japoneses. El resultado: el Chocoron, una mezcla de galleta, ganache, chocolate, macaron... Indescriptible.

Además, también innova en Navidad. La tradicional Galette des Rois la elabora en varios sabores: almendras, avellanas y, la más exótica, té matcha con castañas. Se entiende que haya cola de espera para hacerse con una de ellas, es una receta única.

Su salto a la fama lo dio de la mano del mundo de la moda, sirviendo pasteles en los eventos de Kenzo, Dior, Chanel, Ungaro... Todos se pirraban por los macarons y éclairs de yuzu, té verde...Pero también por sus tradicionales croissants de chocolate, por ejemplo. Sus templos de pastelería minimalista son todo un 'must'; y se pueden encontrar a un paso de los Jardines de Luxemburgo, así como en el Boulevard Port-Royal o en el Haussmann. ¡Imposible perderse!

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