Vainilla, limón, merengue, chocolate, café… Érase una vez el hada de los postres. Fanática de los dulces desde su infancia, un día tuvo una inspiración maravillosa: crear petits choux, unos pastelitos rellenos de crema desbordantes de color, un crujiente bocado de todos los sabores, un exquisito y delicado placer para el paladar, un dulce inolvidable que se remonta al siglo XVI y que se atribuye al maestro Popelini, florentino llegado a la corte francesa en la época.
Laurence van Strydonck, creadora y alma de Miss Chou, decidió actualizar estos icónicos buñuelos recordando las entrañables tardes que pasaba con su abuela belga en Francia elaborando postres durante horas. Un arte practicado en su familia desde siempre al que ella ha querido homenajear bajo el nombre de éste, su nuevo proyecto, y con la forma de estos pastelitos redondos, blando, ligeros, sofisticados y con decenas de rellenos diferentes.
Miss Chou, que no es otra que ella, Laurence, confecciona cada día los petits choux en su trastienda de manera artesanal y seleccionando los mejores ingredientes, con un toque personal y distintivo añadiendo craquelin (galletas crujientes) para aportarles una textura crujiente.
Situada en el señorial barrio de Salamanca, su boutique, de espíritu romántico, auténtico y exquisito, respira el estilo de una boulangerie artesanal francesa y presenta un ambiente cuidado hasta el mínimo detalle en el que descubrir el dulce de moda en París ahora en pleno corazón de Madrid.
Vista y gusto se recrean en Miss Chou. Ella, desde su obrador, elabora y comparte con nosotros un pedacito de su corazón y eso se nota en cada bocado que es, si cabe, más delicioso que el anterior.
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