La Navidad es una tradición que tiene su origen en una fiesta religiosa, en nacimiento del Niño Jesús; pues bien, si de algo no se nos puede acusar, por muy pecadores o descreídos que seamos, es de no celebrar tal evento con la grandeza que merece; los banquetes de celebración son épicos pero lo mejor, ciertamente, son los dulces porque se trata de dulces muy especiales: el pan dulce italiano -Panetone- o el verdadero Roscón de Reyes con su aroma de agua de azahar son delicias creadas expresamente para ser degustadas en estas fechas y las degustamos con fruición especialmente cuando visitamos lugares como los obradores de Crustó tanto en Barcelona como en Madrid.
Los roscones de reyes de Crustó son cada vez más deseados porque se elaboran con una base de bollo brioche, masa madre y lenta fermentación y además añaden una sugerente mezcla de especias al agua de azahar; los ofrecen solos o con los clásicos rellenos de nata o trufa, puedes comprarlo y llevártelo a casa (los tienen en tres tamaños) o pedirte una ración y disfrutarla con un chocolate en alguno de los cafés de sus obradores.
El panetone llegó de Italia para quedarse y si eres de los que sabe disfrutar de la fruta escarchada este dulce está hecho para tu boca.
Además este año en Crustó hacen de los clásicos macarons parisinos el detalle glamouroso que te encantará recibir o servir con cualquier café, son los nuevos bombones, ese capricho foodie al que nadie puede decir que no; se elaboran con merengue y pasta de almendras y sus rellenos son variados para adaptarse a todos los gustos: chocolate, café, vainilla, caramelo, pistacho, limón, frambuesa, violetas... En Crustó se venden por cajas de 8, 12, 16 o 24 y son el detalle sorprendente e iniesperado que podrá el broche final a una cena perfecta.
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