En el siglo XVII una comunidad de monjes franciscanos fundó la finca La Dehesa de los Llanos. Ellos ya se dedicaban a la ganadería y construyeron este lugar, del que se mantiene la estructura y en el que ahora pasta un rebaño de más de 5.500 ovejas de pura raza manchega. Todas ellas se alimentan de alfalfa, maíz y otros cereales cultivados en la propia finca.
En 2003 decidieron aprovechar la gran calidad de la leche de su rebaño y realizaron sus primeros quesos. Años después, se siguen elaborando con leche cruda, lo que permite que desarrollen unos matices propios y les ha valido la Denominación de Origen y varios galardones, entre ellos el de “El mejor queso del mundo” otorgado por el World Cheese Awards 2012 a su Gran Reserva.
Su queso curado tiene un proceso de curación de tres meses. El semicurado, cremoso y muy aromático, de seis. Y el Gran Reserva de nueve a catorce meses, lo que le otorga un color pajizo, una textura escamosa y un ligero picor que permanece en la boca e invita a repetir. El secreto del mejor queso del mundo no es otro que buena materia prima y un proceso artesanal supervisado de principio a fin por la tecnología.
Si eres un amante de los quesos, te encantarán, y te sabrán aún mejor si los combinas con alguno de los demás productos que elaboran en La Dehesa de los Llanos, como su línea de vinos Mazacruz, sus mieles, su aceite de oliva virgen extra o sus perdices escabechadas.
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