En otra vida, la anterior, Óscar trabajó en el sector financiero y Cristina, en el de la comunicación. Pero ella había crecido entre olores a carne, pimentón y ajo, y días de matanza. Algo cambió y decidieron tomar el relevo familiar pero con las tecnologías como aliadas. Y crearon Embutishop.
En Cimanes del Tejar, León, primero fue el abuelo, luego la madre de ella y ahora, el hermano y esta pareja de emprendedores que aman el buen embutido. Han cambiado los embalajes en papel kraft y las cajas que preparaban los jueves temprano para enviar por Renfe, cerradas con mimo con cordel de esparto y una etiqueta con el nombre del destinatario. Y pasados unos meses, se repetía la liturgia. Matanza, despiece, amasado, embuchado, curación, venta... siempre disponibles para atender al cliente más imprevisto, incluso en domingos y fiestas de guardar.
Ahora, quieren que quien así lo desea pueda acceder a productos de calidad, a embutidos artesanales y tradicionales. Que son elaborados como siempre, como antes, siguiendo las recetas y el tiempo precisos. Buscan y seleccionan aquellos pequeños productores que apuestan por lo auténtico.
Desde el chorizo de León o de Cantimpalos, el salchichón de Vic, la longaniza de Aragón, la morcilla de Burgos y también lomos ibéricos, sobrasada, el famoso botillo así como jamones ibéricos de bellota como el de Jabugo, Pedroches o Extremadura y serranos como el de Teruel, la cecina típica de León y otros productos complementarios como queso, pan, aceite de oliva… Para abrir boca y no dejar de salivar.