Bebidas

De postre, un gin-tonic de gelatina

La moda de la relanzada cultura del gin-tonic, ahora en plato y con cuchara.

Sorprende a tus invitados con un postre digestivo y original, no autorizado para todos los públicos y si aconsejado para los adultos consumido -por su contenido alcohólico- con moderación.

Todos los amantes del  Gin Tonic seguro que conocen infinitas maneras de preparar este cóctel. Desde el clásico de toda la vida con rodaja limón -o sin ella- más la ginebra y tónica al gusto de cada uno, hasta los más novedosos —con aderezos o aromatizantes menos comunes— con pizcas de canela, pepino o bolsita de té.

En esta ocasión, vamos a transformar esta refrescante bebida de toda la vida en un postre especial con el que vamos a terminar de disfrutar de cualquier comida o cena.

Con varias variantes en cuanto a ingredientes extras complementarios, la base por comensal para disfrutar de este invento culinario, la Gelatina de Gin-tonic, es: una lámina de gelatina, 25 gramos de azúcar (2 sobres), 40 ml. de agua mineral, 20 ml. de ginebra, 25 ml. de tónica y una rodaja de limón.

Vamos a empezar a realizar nuestra gelatina de Gin Tonic poniendo a remojo en un bol con agua fría las hojas de gelatina para repostería. Estas hojas las encontraremos fácilmente en cualquier tienda de alimentación.

En el siguiente paso de nuestra receta necesitaremos un cazo para calentar la tónica. En él vertemos, despacio y con cuidado, para que no pierda el carbónico, dos tercios de una botella de tónica que pondremos al fuego. Es muy importante que la tónica no llegue a hervir, ya que no buscamos que se evapore ni pierda demasiada burbuja.

En el momento en el que empiece a salir vapor, retiraremos la tónica del fuego y añadiremos las hojas de gelatina, escurridas y ya reblandecidas por el agua, en el cazo. Removeremos con suavidad la tónica junto con las hojas de gelatina para que estas se disuelvan por completo y verteremos la mezcla en un bol.

Ahora llega el momento de añadir a nuestra tónica con gelatina la ginebra elegida, el tercio restante de tónica que quedaba en la botella -todo ello en las medidas habituales de un Gin Tonic, y según el gusto particular de cada uno-, y el jugo de medio limón. Removeremos la mezcla cuidadosamente durante unos minutos y dejaremos reposar en la nevera como mínimo dos horas. hasta que se enfríe  y solidifique.

Sólo nos queda presentar el postre y aquí podemos emplear nuestra imaginación para hacerlo en forma de cubos sobre un pequeño plato hondo de postre, simulando unos cubitos de hielo, rayando unas virutas de corteza de limón por encima, o por ejemplo dentro de una copa (para esta presentación podría enfriarse la gelatina directamente en el interior de la copa), podríamos añadirle unos trozos de frutas (fresas, manzana, melón...), una hoja de menta y/o una rodaja de lima o limón a modo de decoración, u ofrecerlo conjuntamente con un sorbete, mousse o helado de limón.

Y de esta forma tan rápida y sencilla ya podemos disfrutar de nuestro Gin-tonic con otra textura, pero con el mismo gusto que la copa clásica, pero esta vez tomada con cucharilla.

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