En Galicia se cultivan kiwis y en Granada, mangos. Desde aquí y tan sólo 24 horas después de haber sido recolectados, estos últimos llegan a cualquier punto de España. Y es que en el corazón de la Costa Tropical, se ubica la finca ‘El Cielo’ y, dentro de ella, una plantación excepcional. Allí, y en ningún otro lugar, de agosto a diciembre, se producen de tres tipos: Irwin, Osteen y Keitt.
Los tres provocan una suerte de paleta cromática, aromática y visual. Son, no hay lugar a dudas, Mangos del Cielo y cada uno se cultiva en una época diferente del año. Pero los tres son fruta fresca, llena de vitaminas. Y ninguno permanece en cámaras frigoríficas ni pasa por intermediarios. Ésa es la filosofía de la familia Ferreira.
Esta pequeña empresa nació en 2009 y, con cuidado y dedicación, ha conseguido productos de alta calidad. Son de textura suave y carecen de hebras; la carne es jugosa y brillante; sabor dulce y aroma intenso. Pero cada uno tiene sus matices.
Poco conocida, la variedad Irwin es la más dulce y esta empresa granadina es una de las pocas españolas que la cultivan. Osteen, la segunda en el calendario de producción, es conocida como el mango europeo por ser el más común en nuestro mercado. Por último, Keitt cierra la campaña y es de sabor ligero y dulce, con un aroma más exótico e intenso.
Cualquiera de ellos es rico en minerales y oligoelementos y una magnífica fuente de potasio. También en calcio, magnesio, fósforo y fibras, que favorecen el tránsito intestinal; además del caroteno, excelente para la vista y la piel.
En cuanto a vitaminas, un mango de 200 gramos proporciona unos 60 mg de vitamina C, lo que representa el 60% de la dosis diaria recomendada. También posee vitamina E, vitamina y es poco calórico con un aporte de 56-65 calorías cada 100 gramos y de un 83% de agua.
Sea la variedad que sea, cada fruto se recolecta en el punto óptimo de maduración. El resto continúa madurando en el árbol.