El mercado automovilístico en Rusia se encuentra en caída libre, los problemas financieros del país han hecho que la demanda de la mayoría de las marcas de coches prácticamente se haya evaporado.
Las ventas generales de coches en Rusia han caído en enero y febrero de este año un 38 por ciento y marcas de gama intermedia como Ford, según la Association of European Businesses con sede en Moscú, ha visto caer sus ventas hasta un 78 por ciento, teniendo que tomar la decisión de limitar perdidas mediante la reducción de la producción y el aumento de los precios.
Nissan el segundo mayor productor de automóviles de Japón, anunció hace dos días la suspensión temporal de la producción en su planta de San Petersburgo, debido al desplome de las ventas y a la devaluación del rublo.
El fabricante japonés confía en que el mercado ruso pueda volver a expandirse próximamente, y tomaría la decisión de reiniciar la producción según se presente la situación, indicó el portavoz de la compañía.
Únicamente los coches de lujo están bandeando la crisis, ya que los millonarios rusos los utilizan como símbolo de estatus, incluso si para ello tienen que recortar otros aspectos de su economía. Mercedes, Lexus y BMW registraron aumentos de ventas, mientras que Audi también cayó, pero menos que el mercado en su conjunto.
"Los rusos pueden alquilar una habitación humilde en un piso compartido en el quinto piso de un edificio de apartamentos de la era Khrushchev, pero aún así se compran un Audi", asegura Tatiana Lukavetskaya, directora ejecutiva de Rolf, uno de los concesionarios de automóviles mas importantes de Moscú y San Petersburgo.
Las ventas de Chevrolet se desplomaron en Rusia un 74 por ciento el pasado mes de febrero y Opel de General Motors registró una caída en picado del 86 por ciento, teniendo que tomar la decison de suspender temporalmente su producción de coches a partir de finales de este mes para evitar mayores pérdidas.
Para los compradores de coches en Rusia, la situación no puede ser peor, los precios de los coches han subido debido a que el desplome del rublo ha encarecido las importaciones, incluso los coches fabricados en Rusia utilizan muchas piezas de importación. Los bancos a su vez no están otorgando prestamos a los potenciales compradores de automóviles salvo a tasas de interés muy altas.
"Incluso si el banco te da el visto bueno para el préstamo, los intereses rondan alrededor del 20 por ciento", asegura Andrei Toptun, analista jefe de la compañía de investigación Autostat, que añade que las estadísticas de ventas de automóviles de Rusia están siendo apuntaladas artificialmente. Los resultados según este experto serían aún peores de lo publicado.
Muchas marcas estadounidenses y europeas se apresuraron a abrir fábricas de automóviles en territorio ruso a lo largo de los últimos 15 años, para evitar de esta forma los altísimos derechos de importación impuestos por Rusia y poder beneficiarse de un mercado en plena expansión.
En la actualidad la mayoría de esas compañías extranjeras enfrentan graves problemas y en algunos casos, conflictos laborales.
En una situación completamente opuesta se encuentra el Hyundai Kia Automotive Group, que ha limitado el aumento de los precios de sus marcas Hyunday y Kia y han ganado cuota de mercado. Ambas marcas en conjunto venden más coches en Rusia que el gigante de la era soviética Lada, tradicionalmente líder en ventas.