Desde la edad media (su primera venta data del año 1370), el jabón de Marsella ha ido adquiriendo cada vez más popularidad, especiamente a raíz del edicto de Luis XIV que en 1688 reguló su calidad y su procedencia. Un edicto que aún sigue vigente y que asegura que el producto que nos llega con esta denominación procede de esta región de Francia y que está realizado a partir de aceites vegetales (generalmente de oliva).
Además, los grandes bloques en los que se continúa elaborando este singular jabón no sólo nos ayudarán en nuestra higiene diaria con la pureza de su aroma y con la suavidad que proporciona, sino que decorará cualquier rincón del cuarto de baño en que se sitúe.
Y para adquirir estas piezas cargadas de historia, la firma French soaps ha realizado toda una colección en la que es posible encontrar desde barras de más de 1'500 kg hasta botes con su versión líquida.
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