Para muchos, los recuerdos tienen un olor especial. Y cuando se perciben, de nuevo, dichos aromas, instantáneamente, regresan aquellas personas, lugares y vivencias de antes con los que el cerebro los vincula. Para la mayoría, el verano huele a mar, a campo, a fruta, a cítricos. Podría decirse, incluso, que huele a siesta, alegría, diversión, vida en estado puro. Para Paula Siracusa el verano huele a todo ello y también a mandarina y a naranja amarga.
Ella es la creadora de Jabones Siracusa. Formula creaciones que encienden los sentidos, los elabora, los corta y envuelve con sumo mimo. Esta madrileña también se ocupa del diseño del packaging, porque sus jabones son bonitos por fuera y deliciosos por dentro. Si bien, en esta ocasión, ha recurrido a su hermana Carmen García Huerta. La pequeña de la casa es ilustradora y ha ideado un envoltorio alegre, retro y muy colorista. Puro verano.
Naranja amarga, de aroma fresco, verde y sutil. Con aceite de naranja amarga 100% natural y de almendras dulces de primera presión, es idóneo para equilibrar el ánimo y la piel después de una jornada bajo el sol.
Mandarina con un aroma vibrante y un suave toque balsámico, lleno de notas frescas y un corazón intenso. Está elaborado con aceite de oliva virgen, de jojoba de primera presión y aceites esenciales naturales de mandarina, pomelo y pachuli.
Jabones Siracusa es una marca 100% madrileña que apuesta por una producción limitada. Cada pastilla es diferente. Su peso oscila entre 100-120 gr. y el precio de venta al público recomendado es de 10,95 €. Dónde adquirirlos es otro ejemplo de mimo y cuidado: direcciones tan bien escogidas como El Pájaro Invisible y The Patio, ambas en Madrid. Qué bueno es vivir y oler el verano...
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